“Una mañana de julio”

“Libro de cuentos que abarca la temática del atentado a la AMIA, la memoria, la justicia y la impunidad, para chicos de primaria y de los primeros años del secundario. Realizado por el Espacio de Arte AMIA junto al Foro de Ilustradores Argentina, en el marco del 18º aniversario del atentado a la AMIA. “Una mañana de julio” contiene 8 cuentos creados por escritores especializados, e ilustrado con 231 ilustraciones.”

Entre los cuentos está “Tal vez queden tres segundos”, un texto breve que publiqué hace unos años en la Mágica Web. Lo reproduzco más abajo, después del libro alojado en Issuu. (Quien quiera bajar el PDF puede seguir este link. Hay que abrir cuenta en Issuu para bajarlo, pero al menos es gratis.)

El 28 de junio se inaugura en el Centro Cultural Recoleta la muestra con las 231 ilustraciones. Más información, acá.

Tal vez queden tres segundos

Tal vez queden tres segundos, pero todavía no lo sé. Está nublado. El portero dijo que va a llover. Sin embargo, hace un rato vi un retazo de azul hacia el sur. Puede ser que venga algo de viento y barra las nubes y el calor. Camino junto a la pared, esquivando las baldosas flojas. Unos metros más adelante, dos policías aburridos charlan. La pared es gris, rugosa. Está cubierta de inscripciones, firmas, nombres, un ecosistema de aerosoles que lucha por un fragmento de superficie. Un poco por encima de mi cabeza está la primera hilera de ventanas, todas opacas, altas, vacías. La vereda es angosta. No hay árboles.

Dos segundos. Una chica en uniforme de colegio viene en dirección contraria. Camina rápido, imitando los movimientos de FTV. Los policías vuelven la mirada hacia ella, sin interrumpir la frase que están diciendo. Se oye el ruido del motor, fuerte, agresivo, pero todavía no nos damos cuenta. Llevo las manos en los bolsillos. La derecha rodea la cámara, la izquierda el celular. La campera está pesada, con tanta electrónica en su interior, y eso sin contar los documentos, las llaves, los papeles inútiles.

Un segundo. Ahora es cuando empezamos a sospechar. El motor se impone sobre todo lo demás, acompañado por un aullido de neumáticos. La chica de uniforme mira hacia su derecha, yo miro hacia mi izquierda, los policías se callan. La pared no hace nada. Sigue nublado, la lentitud de los cielos no llega a resultados con la rapidez de los humanos. Alguien grita, fuera de este reducido grupo de personajes en los que he venido pensando. Cada corazón late una vez más.

Cero segundos. El ruido no ha tenido tiempo de llegar cuando la luz nos atraviesa.

Author: Eduardo Abel Gimenez

0 thoughts on ““Una mañana de julio”

  1. Excelente cuento; con las características propias de un cuento corto, ese final es impactante!!!!!
    Felicitaciones por poder volcar en la escritura los sentires de un momento tan terrible!!!
    Un abrazo!

  2. Excelente!!!! Con las características propias de un cuento corto: ese final es impactante!!!
    Felicitaciones por poder volcar en la escritura los sentires de un momento y una pérdida tan terrible!!!
    Un abrazo!!!

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