Tornados

Por favor, dejá lo que estés haciendo y mirá este video de siete minutos del Weather Channel. Yo sé lo que te digo.

Bueno, si no lo viste, te lo resumo rápido: en un estudio del Weather Channel, un presentador (¿un meteorólogo?) habla del tornado que se ve en la pantalla gigante del fondo. Terribles vientos. Entonces cae un poste de electricidad, en medio del estudio, y casi le pega al presentador. Pronto, un tronco que vuela se clava en una pared del costado. Y al minuto siguiente el presentador tiene que esquivar un auto que, arrastrado por el tornado, aterriza destruido. No es todo. El presentador huye. El tornado, ya encima de nosotros, rompe la pantalla gigante, que resulta ser una ventana, y voltea la cámara. En la oscuridad, refugiado quién sabe dónde, el presentador dice unas últimas palabras.

Si la descripción te parece poco interesante, anda a ver el gif con que arranca la página donde me enteré del video de arriba (no me deja reproducirlo acá).

Claro, no está mejor hecho que unas cuantas películas y series que venimos viendo desde hace añares. Pero hay dos diferencias: la primera y principal, que no nos avisan que estamos viendo una ficción. Esto es un estudio de televisión verdadero, nos dicen las primeras imágenes; no hace falta que lo digan explícitamente, es el pacto tácito que tenemos con ese tipo de situaciones. Cuando nos damos cuenta de que hay efectos especiales, todavía creemos en el estudio real, al que pensamos que le superponen ciertos trucos. Es más tarde que descubrimos que el estudio entero es ficticio.

La segunda diferencia es que el video está hecho con el Unreal Engine, una herramienta usada para hacer juegos. Acá se ve de qué era capaz ya este motor en 2015:

Qué rara es esta época. Pasé horas mirando escenarios creados con el Unreal Engine. Pero nunca, ni siquiera de lejos, me encontré con un tornado de verdad, en persona, en la vida real.

El tornado es parte de un folklore que tenemos incorporado a través de los medios. El tornado como catástrofe, como atracción, y hasta como actitud.

4 Rojo Tornado

Esto es lo más parecido a un tornado que suelo ver en las calles de Buenos Aires. Un Volkswagen color Rojo Tornado. Sé que se llama así porque una amiga no se pudo resistir cuando le nombraron el color: “Era gris, negro o rojo tornado. ¿Qué otra cosa podía elegir?”. Tiene razón.

No debe ser casual que el auto del meteorólogo, en el video de arriba, sea rojo tornado.

En cualquier caso, los autos rojos, incluso los rojos tornado, también terminan siendo cliché. No tanto como los grises, obvio. Da la impresión de que si alguien no quiere un auto gris, tiene que ser rojo. ¿En qué momento pegamos esa curva tan equivocada? No siempre fue así:

4 Colorful vintage cars
Captura de pantalla de un resultado de búsqueda en pexels.com

No solo hay que soportar los autos en la ciudad; además, tenían que ser todos iguales.

En 2005 escribí un poema sobre los autos que pasan, que copio acá abajo. Triste como termina siendo, ahora me parece optimista en cuanto a los colores. Luego, en 2007, le hice música. Quien tuvo paciencia con el video del tornado tal vez tenga paciencia con el audio. Quien no, a lo mejor sigue leyendo. (La música no dura quince minutos como me está diciendo el reproductor en este momento; apenas cuatro.)

Pasan autos

Pasa un auto gris,
pasa un auto rojo,
pasa un auto blanco,
pasa otro auto rojo pero más oscuro que el segundo,
pasa otro auto gris pero más claro que el primero,
pasa una camioneta celeste,
pasa un auto medio turquesa
(el color de los azulejos del baño en la casa de mi infancia),
pasa un taxi amarillo y negro,
pasa otro auto gris pero más oscuro que los anteriores,
pasa un auto bordó,
pasa un auto verdoso
(antiguo, de esos que tienen el techo revestido de algún plástico negro),
pasa otro auto gris medio oscuro aunque ya no lo puedo comparar con los de antes,
pasa un auto amarillento
(el color que mi madre suele llamar “marfil”),
pasa el auto violeta que suelo ver cuando vuelvo de llevar a mi hijo a la escuela,
pasa otro auto de un rojo más puro y claro que los anteriores,
pasa otro auto blanco,
pasa un auto negro o tal vez gris muy oscuro,
pasa un colectivo de varios colores entre los que domina el celeste,
pasa un auto gris como tantos otros,
pasa un auto azul recién salido del mar,
pasa otro auto bordó,
pasa otro auto bordó más,
pasa un auto gris claro con un parche más oscuro en el guardabarros delantero izquierdo,
pasa un auto verde,
y en cada auto hay alguien que sigue de largo.

Author: Eduardo Abel Gimenez

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