Expreso 28

Segunda entrega del Correo de Imaginaria. Revista Expreso Imaginario N° 28, noviembre de 1978. Abajo va el texto digitalizado.

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Foto de tapa de Arturo Encinas

Caminos

En los caminos de Imaginaria se puede encontrar cualquier cosa. Es famoso el caso del camino que va en línea recta y sin embargo vuelve sobre sí mismo, de modo que una vez que entraste no te deja salir. O el caso del camino que tiene un puente para armar y desarmar si uno se aburre. Hay caminos que nunca están en un mismo lugar, y caminos que no se mueven por más que se les ruegue. Hay caminos que no llevan a ninguna parte y caminos que no traen de ninguna parte y caminos que se empecinan en llevarte siempre hacia atrás.
Los mapas de Imaginaria se adaptan a las actitudes más extrañas de los caminos, pero no siempre. Es común ver a un imaginariano discutiendo con un camino que no acepta razones.
–El mapa dice que por allá.
–Y yo digo que por acá.
Lo peor es en verano, cuando los caminos se van de vacaciones. Entonces las playas y las montañas se llenan de caminos, y no es difícil ver caminos en el mar o en las pistas de nieve. La confusión que esto produce no se parece a ninguna otra cosa.
La verdad es que si los caminos se atreven a tanto es porque los imaginarianos también se atreven a mucho. Una vez un viajero contó que en mitad de un camino (por lo demás, un camino muy respetable) había un barco anclado, y no se quería correr por nada del mundo.
–¿Por qué tendríamos que corrernos? –decía el capitán.
–Porque el camino no está hecho para que los barcos naveguen.
–No estamos navegando –y el capitán señalaba las anclas, clavadas en tierra.
–Entonces, porque están cortando el paso.
–Usted también nos corta el paso a nosotros, si decidimos ir hacia allá.
–Entonces porque sin agua, haga lo que haga, el barco no se va a mover.
–¿Que no? –dijo el capitán, y ordenó levar anclas y poner proa a los campos de trigo.
Cuando el barco salió del camino, el viajero pudo seguir viaje.

El atraso del mar

Algo que los imaginarianos no consiguen resolver es el atraso del mar.
El mar llega tarde, y por más que se le hable, que se lo empuje, que se quiera entrar en razones con él, vuelve a llegar tarde, y así siempre.
La explicación más común dice que el mar se cansó de ir y venir, después de tantos millones de años. Pero nadie cree en ella.
–Lo que pasa es que tiene muchas ocupaciones –dicen algunos, mientras caminan por la playa vacía. Pero ¿en qué puede estar ocupado el mar?
No es raro que los imaginarianos prefieran ir a la montaña cuando salen de vacaciones.

Saludos

Este año, en Imaginaria hay novecientas dieciocho palabras distintas para decir hola. La razón es muy sencilla: una palabra para cada estado de ánimo, una palabra para cada relación. No es cosa de saludar del mismo modo a un amigo, un hijo, un vecino o alguien que recién se conoce, y menos si uno está más triste que ayer, o más alegre.
Si uno quiere inventar nuevas palabras, adelante. El único requisito es que sean necesarias.
En cambio, no hay palabras para despedirse. Se supone que si uno se despide es que está todo dicho, y entonces lo mejor es ir y saludar a otro.

Author: Eduardo Abel Gimenez

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