[15/5/2002]
Cómo me gusta cuando veo, en la calle, alguien que viene riéndose solo. Siente un poco de vergüenza, apunta la cara al piso, trata de reprimir la risa pero se le escapa por un lado de la boca, luego por el otro, sacude sin querer la cabeza, apura el paso, aspira hondo y vuelve a empezar. Después de esto, las otras caras, las que vienen atrás, son todas horribles.
Sí, sí que es bonito, pero se ve muy, muy poco. A mí me pasa a veces y, cuando te das cuentas de que vas riéndote solito, pues te entran unos calores…