Categoría: protestón

El cursor, víctima de los campos minados

Estoy harto de las páginas Web en las que uno no sabe dónde poner el cursor porque por todas partes se despliegan cosas, se disparan audios, se agrandan publicidades.
La cuestión es peor cuando uno ve un video y, por lo tanto, la página en general pierde el foco: después hay que hacer click en algún lado para recuperarlo, pero ¿dónde? Uno busca ese pixel libre que queda entre dos avisos, o entre la barra de scroll y la última columna de cosas que se mueven.
Cuando aparece una página tranquila, con espacios vacíos, el alivio es físico, se siente desde el estómago.
¿Será posible que den más plata las páginas inundadas de publicidad agresiva, animada, que se agranda y achica en la pantalla? Y si dan más plata, ¿hasta cuándo va a durar eso? ¡Porque hasta el sitio del banco considera que me tiene que distraer con gifs animados a un paso de donde tengo que poner el monto de una transferencia!
El colmo es cuando el propio contenido toma esa actitud agresiva, se modifica al pasar uno el cursor por arriba. O no, el colmo es cuando un aviso, que se superpone a lo que quiero leer, tiene esa X para cerrarlo pero la X no funciona, no cierra, no exit, no way out, y el aviso se queda todo el tiempo que quiere hasta que supone que mis ojos no tuvieron otro remedio que mirarlo y entonces sí, se desplaza para dejarme ver el texto infame, mentiroso, mal escrito que hay abajo.

Traductions

Estoy harto de algunas malas traducciones, que abundan en los blogs pero también aparecen en los diarios. Ojalá hubiera un método mágico para eliminarlas, así como quisiera un método mágico para eliminar los bocinazos.

Algunas palabras y frases que, aunque se entiendan, me molesta mucho ver mal traducidas:

  • Release: Cuando se trata de software o hardware, equivale a “lanzar” o “lanzamiento”, no “liberar” o “liberación”. “Google anunció la liberación de Android 2.2”, ¡puaj!
  • Report: No es “reportar”, “reporte”, es “informar”, “informe”. Sí, de verdad.
  • Break the law: “violar la ley”, no “quebrar la ley”. (Es como decir que alguien “hace” un error en vez de cometerlo. Hay unos cuantos verbos así de los que conviene cuidarse.)
  • Controversial: Aunque existe “controversial” en castellano, es mejor “polémico”.
  • Around the world: “De/en todo el mundo”, no “alrededor del mundo”.
Hay un montón más. Ensucian la lectura. Muchas de estas cosas no son por completo incorrectas, pero el tema no es sólo la corrección formal, sino el tono, la calidad de la escritura. La traducción literal, palabra por palabra, casi fonética, es fácil y tentadora, sobre todo si uno pasa mucho tiempo leyendo en inglés. Pero por favor, mantengamos el buen gusto en nuestro idioma.
(Sí, hacia 2020 lo más elegante va a ser lo que ahora no me gusta. El idioma evoluciona. Pero a veces la evolución duele.)

Cuando Facebook es molesto

Dos cosas que me molestan de Facebook y sus usuarios.

1. Facebook me avisa que alguien me etiquetó en una foto. Voy a ver, y resulta que es el volante (perdón, ahora se dice flyer) de algún evento, en el que alguien etiquetó falsamente a cincuenta o cien personas. Tengo puesta la opción de que mis “amigos” no vean fotos en las que otros me etiquetaron, pero la opción por default de Facebook es la contraria. Es decir, por default los “amigos” de esas cincuenta o cien personas reciben el aviso de que hay una nueva foto en la que aparece Fulano… para encontrarse con que no es tal cosa sino publicidad de algo con lo que Fulano no tiene nada que ver. Esto es spam.

Está muy bien que alguien suba una foto en la que aparezco y asocie mi nombre con ella. De hecho es una opción que he permitido (y que, por supuesto, es la opción por default de Facebook). En ese caso, si la foto no me gusta por alguna razón, siempre puedo sacar mi nombre de ahí. Pero el comportamiento que describí más arriba está a punto de convencerme de quitar esa opción.

2. Facebook me avisa que tengo un nuevo mensaje privado. Voy a ver, y resulta que alguien está mandando a sus quinientos “amigos” un nuevo poema que escribió, o el aviso de un evento que está por hacer. A veces, ese alguien insiste hasta tres o cuatro veces con el mismo aviso. Esto también es spam.

Está bien recibir mensajes privados auténticos, con un contenido que alguien quiere transmitirme específicamente a mí. Pero el uso de los mensajes para mandar spam hace que cada vez los mire menos.

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En ambos casos lo más posible es que la creación o la actividad de la persona en cuestión me interese. Por algo está en mi lista de “amigos”. Pero la forma no invasiva de avisar es poniendo una nota en su propio “muro” o enviando una invitación a un evento.

Como mucha gente, tengo una lista de cientos de “amigos”. La inmensa mayoría son del ambiente profesional en que me muevo, y por eso son tantos y necesito tenerlos en la lista. Es más, la lista debería ser todavía más larga.
Facebook tiene dos hábitos que terminan jugando en contra. El primero es que, por default, las opciones de privacidad suelen ser las más permisivas. Hay que tomarse el trabajo de recorrerlas, y son muchas y complejas. El otro hábito es generar formas de interacción social diversas, lo que está muy bien, pero de las que resulta fácil abusar.
Lo que le falta a Facebook es el tipo de herramientas que hace años se desarrollaron para el mail: filtros de spam. No sé cómo pueden ser, pero si funcionan para el mail tiene que ser posible desarrollarlos para Facebook. El problema grande es que a Facebook le interesa aumentar la cantidad de interacciones, la exposición de los usuarios, el tiempo que uno pasa adentro. En otras palabras, le es fácil estar del lado de los spammers. Y, por lo tanto, parece que esos filtros no están entre sus prioridades.