Mes: enero 2003

Deterioro

[31/1/2003]

Estoy perdiendo la memoria. Y no sólo eso.

Cada acción que emprendo se ve interumpida por un obstáculo, un error, algo que funciona mal.

El sistema, que todo lo controla, me rechaza y me deja afuera.

Quiero volver atrás, rectificarme, revisar mis últimas decisiones, pero no puedo.

Algo que ayer parecía sencillo, rápido, automático, hoy lleva tiempo y esfuerzo.

Miro hacia abajo y sólo encuentro una franja gris, sin rasgos.

No puedo seguir así. Tengo que reinstalar Windows.

Onda verde

[31/1/2003]

El taxista aceleraba todo lo posible, esa noche en que la avenida Córdoba estaba vacía. Al acercarse a una esquina, con el semáforo todavía en rojo, frenaba con ganas y me obligaba a agarrarme del asiento delantero para no irme de trompa. Esperaba un par de segundos, y en cuanto el semáforo empezaba a cambiar aceleraba otra vez al máximo, para repetir el ritual en la esquina siguiente. Así esquina tras esquina.

—Qué mal anda la onda verde —me dijo durante uno de esos ciclos, enojado, girando la cabeza hacia mí—. Los semáforos te ven venir y no reaccionan.

Chiste

[30/1/2003]

Estaba por anotar acá un mal chiste del que me reí solo durante un rato, pero pensé que la escena era irrepetible, que nadie más se iba a reír solo durante un rato de ese mismo mal chiste, y entonces no valía la pena.

Perro

[30/1/2003]

Llegamos a la conclusión de que los vecinos de arriba, cuando salen, dejan al perro encerrado en la cocina. El perro pasa horas tratando de cavar una salida por abajo de la puerta. Podemos oírlo. Desde nuestro departamento, las pezuñas que atacan las baldosas suenan como granizo desesperado, como un percusionista paranoico, como la tiza de un profesor chiflado que llena el pizarrón con fórmulas imposibles.

[30/1/2013]

Tuve que ir a confirmarlo. Los perros no tienen pezuñas. Son uñas, parece.

Quien ríe último

[29/1/2003]

Hoy, Google da 65 resultados para la frase “quien ríe último ríe mejor” (entre comillas). El último de los resultados, la última risa, es una página que empieza así:

“El partido entre el CC Gracia y el Falcons de Preferente se jugará. Ha habido justicia. El WO no fue justo. Lo que está claro es que el amigo Jordi Perpinyá quedará marcado por este hecho. No quiso jugar el partido y ahora se tendrá que jugar. El Comité de Competición y Disciplina de la Federación Catalana de tenis de mesa ha puesto cordura a un hecho poco habitual y en alguna medida sorprendente.”

[29/1/2013]

Por si quedaba alguna duda de la evolución de la Web en estos diez años, acá tenemos dos pruebas al precio de una:

  1. Hoy Google da 180.000 resultados para la frase “quien ríe último ríe mejor”.
  2. El link ya no anda. Más todavía: el texto citado solo se puede encontrar en la Mágica Web.

Orejas

[28/1/2003]

¿Para cuándo los Teletubbies van a averiguar si las orejas de esos conejitos que se les cruzan en el camino están o no bien pegadas a la cabeza?

Problemas

[28/1/2003]

“La mayor parte de mis problemas no existe. Si soy capaz de contar dos o tres, y creo que hay tres o cuatro más, que de momento no recuerdo, entonces redondeo y digo: tengo cuarenta o cincuenta problemas pendientes.”

(Escribí lo anterior hace ya un cuarto de siglo, en una novela que sigue inédita. Y todavía es cierto, aunque me empecino en creer que no.)

[28/1/2013]

(Y la novela sigue inédita. Y eso que dice sigue siendo cierto.)

Reloj

[27/1/2003]

Sobre esa enorme pared blanca, un acondicionador de aire que asoma en soledad actúa como un perfecto reloj de sol.

Frases malditas

[26/1/2003]

Hoy: Ya que estás

Uno tiene sus propios ritmos, sus prioridades, sus momentos de pereza y sus momentos de acción, sus entusiasmos, su modo de andar por la vida o de quedarse quieto. Y entonces, en cualquier momento, aparece alguien y dice:

  • Ya que estás cambiando esa lamparita, ¿por qué no revisás la instalación eléctrica del sótano?
  • Ya que estás conectado a Internet, ¿por qué no me buscás estadísticas sobre la mortandad de sapos en la zona sur del Gran Buenos Aires?
  • Ya que estás yendo a comprar una botella de vino, ¿por qué no traés papel higiénico, fideos, galletitas, yogur, leche, agua mineral, servilletas de papel, coca light, Siempre Libre, un kilo de manzanas, pan Fargo, mermelada de ciruela, shampú?
  • Ya que estás escribiendo, ¿por qué no revisás el informe que hice y que tengo que presentar mañana a la mañana?
  • Ya que estás saliendo, ¿por qué no le pagás las expensas al portero?
  • Ya que estás hablando por teléfono, ¿por qué no llamás también a Richi, que es el cumpleaños?

O la variante aún más temible y que prefiero dejar incompleta:

  • Ya que estás sin hacer nada…

Cumpleaños

[26/1/2003]

Mi mujer tiene algo con los cumpleaños. En su agenda lleva una larga lista de nombres de amigos y parientes, desde los más o menos próximos hasta los más o menos distantes, cada uno anotado en el día de su cumpleaños, acompañado por la edad que alcanza la persona en cuestión durante el año de vigencia de la agenda. Así, por ejemplo, el espacio que corresponde al 17 de junio en la agenda actual de mi mujer tiene esta anotación: “Eduardo (49)”

No es grave, excepto para quienes hacen un culto de esconder la edad. Y el sistema tiene la ventaja de que mi mujer puede recordarme los cumpleaños de mis amigos, que librado a mi suerte siempre acabo olvidando.

Lo malo es pensar que en un sitio oscuro, no muy lejos de aquí, debe haber una Antisusanne que escribe en una agenda idéntica, con la sola diferencia de que cada número entre paréntesis se refiere a una cuenta regresiva.

[26/1/2013]

Ahora, por supuesto, esa función la cumple Facebook. La de recordar los cumpleaños, digo. Con respecto a la edad, no todo el mundo la pone.