[18/1/2003]
Quienquiera que haya inventado la máquina de afeitar de doble filo es un genio. Si el doble filo realmente afeita mejor, se trata de un hallazgo sorprendente. Y si no, entonces es uno de los mayores logros de la historia del marketing.
*
Cuando apareció la espuma de afeitar en aerosol, que con el tiempo iba a destronar para siempre la combinación de brocha y bacía, hubo una propaganda inmensamente efectiva. Alguien usaba la espuma mientras, con enorme felicidad, explicaba a los televidentes: “Yo también creía que lo que ablanda la barba es la brocha. Y resulta que es la espuma.” Con énfasis en las últimas palabras. El truco fue transmitir, a todos los ignorantes y estúpidos que atribuíamos a la brocha propiedades inexistentes, que estábamos irremediablemente equivocados, pero a la vez que no éramos los únicos, y que aún teníamos posibilidad de redimirnos.
Sigo sin saber qué ablanda la barba. Pero es imposible afeitarse sin brocha o sin espuma. Eso sí: primero hay que mojarse la cara con agua caliente, y la barba está mucho más blanda después de ducharse. De todos modos no importa si aquella propaganda simplificaba las cosas, o era un engaño. Nos convenció a todos.
(Mi padre tardó en adaptarse a los tiempos. Seguía con su brocha y su bacía, hasta que estuvieron perdidas durante días tras su última mudanza, hace un año y medio. Como ya nadie vende brochas y bacías (y casi nadie sabe qué es una bacía), tuvo que comprar espuma en aerosol. No sé si luego encontró los objetos extraviados. Supongo que sí, pero ya no importa, porque mi padre jamás volvería a usarlos por propia voluntad.)
*
Afeitarse no es algo tan irracional y dependiente de la moda como puede parecer a primera vista. Es un homenaje a las grandes regiones del cerebro del prójimo que están dedicadas al reconocimiento de caras.
Por supuesto, ahora uso máquinas de afeitar de triple filo. Todavía me resisto a aceptar que las de cuádruple filo tengan algún sentido.
lo que afloja la barba –abre los poros– es el agua caliente, como arriesgaste a intuír. Recorda las toallas calientes de los antiguos barberos (cuyo sadismo han heredado los dentistas). La crema es como pa'perfumar y pa'que no se te irrite la piel (mentira).
En efecto las maquinitas de doble hoja son maravillosas, sobre todo porque resultaría ya muy poco rentable fabricarlas con materiales tán filosos como las viejas navajas (que obviamente afeitavan mejor, aunque con dos pasadas y con las manos expertas del barbero).
Bueno, después de la cátedra de Pablo no me queda nada que decir… 😉
Ya son casi 15 años que uso barba.
Lo lamento por las grandes regiones del cerebro del prójimo que están dedicadas al reconocimiento de caras, pero siempre me gusto hacer que la gente piense un poco mas 🙂
Mi abuelo usaba navaja y tenía una correa de cuero negra, creo que para afilarla. Ahora que lo pienso, ¿cómo puede una lonja de cuero afilar una navaja de metal? ¿Polo?
EJEM… Paso aXplicarrr… lo de la lonja de SUELA no es en sí para “afilar” la navaja, que supuestamente ya está afilada (porque el acero del que está hecha se desafila muy poco o nunca si se lo sabe mantener) sino para “acentar” el filo, es decir quitarle las rebabas (pedacitos microscópoicos de metal que se quedan adheridos al filo) y pequeñas mugres que harían que el filo se vaya. Nótese que para acentar este filo se pasa la navaja, por la lonja, al revez de como se usaría el filo.
Un consejo práctico, para acentar mejor el filo de una navaja, acerlo antes de cada vez que se la va a usar. Otro, humedecer (con unas gotitas de agua fría) el filo de la navaja antes de acentarlo… y una feliz afeitada.
Cuando yo me afeitaba ni siquiera usaba crema… un poco de agua caliente y un buen jabón de glicerina, es lo más.
La Navaja de afeitar es mejor que la doble hoja, es solo para verdaderos hombres es un placer inmenso hacerlo, no es lo mismo que usar la doble hoja es mas espiritual, no lo se definir pero esa es la idea