Mes: septiembre 2003
Nunca pensé que algo en la vida pudiera llegar a este nivel de complejidad.
¿Qué se puede decir de una ciudad en la que casi todos los autos son grises o rojos?
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Las chicas salen del colegio con ropa de gimnasia. Doblan la cintura de los pantalones hacia abajo, doblan la cintura de los buzos hacia arriba, y sacan a la luz ese centímetro de piel que brilla como si hubiera asomado el sol.
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Una mujer rubia, de espalda bien recta, cruza la avenida Crámer a mitad de cuadra, atravesando con rapidez el tránsito y el frío, vestida con una camiseta musculosa y un pantalón de jogging. Todos la miramos.
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Ellas se llaman Candelaria, Denisse, Jazmín, Nicole, Natasha. Ellos, Francisco, Matías y Joaquín.
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Los hombres somos infinitamente aburridos.
Un jueguito verbal para dos personas, usando el número de letras de las palabras:
-Por
-turnos,
-uno
-dice
-solamente
-palabras
-impares;
-el
-contrario,
-palabras
-pares.
-Pierde
-quien
-se
-calla,
-ya
-sea
-porque
-falta
-la
-palabra
-adecuada
-o
-porque
-falta
-cómo
-continuar
-la
-frase.
Una variante solitaria: escribir texto lógico, coherente, pero con idéntica restricción.
Copio textualmente, con el debido permiso, un email de Jorge Varlotta (alias Mario Levrero):
Hay una peligrosa gimenización de mis insomnios. Cuando cierro el libro e intento dormir, desde unos días se me ocurren cosas interesantes o divertidas. Por ejemplo, apareció el:
incrustáceo (obviamente, animalito que tiene la virtud de incrustarse en variedad de objetos).
Y también apareció una serie, que iba escribiendo mentalmente en lugar de entregarme al descanso reparador. La copio más abajo, consciente de que tal vez no sea demasiado original.
Y en las madrugadas siguientes me dediqué a escribir, siempre mentalmente, algunos episodios de mi vida sucedidos en 1972.
Creo que sos una mala influencia.