La pantalla se nubla. Tengo sueño. Hay un relato en desarrollo atrás de ese vidrio curvo, pero pasa unos cinco centímetros por arriba de mi cabeza, errando el blanco. Hay una copa de vino aquí en el suelo, junto a mi pie izquierdo, que levanto y le regalo a mi mujer. Me despido del día y me voy a dormir.
Dejo la puerta entrecerrada, como siempre. Pero esta vez queda demasiado cerca del marco. Viene una corriente de aire, tal vez proveniente del relato que sigue allá dentro del televisor, y la golpea con suavidad. Nada grave. Apenas lo suficiente para que me dé vuelta en la cama y decida reaccionar, moverme, abrir la puerta un par de centímetros para que no vuelva a golpearse. Sin embargo, no lo hago: a esta hora, cuando trato de dormirme, es cuando tengo la cabeza más llena, cuando más cosas ocurren dentro de mí, y me olvido rápido de las decisiones.
La puerta se golpea otra vez, un ruido manso, delicado, muy irritante. Ahora sí, pongo un pie en el piso, giro la espalda con el dolor habitual en ese músculo cuyo nombre me gustaría saber, y un segundo más tarde estoy perfeccionando la distancia entre la puerta y el marco, midiéndola con los dedos de la mano derecha. Cuatro dedos, y la puerta no volverá a golpearse.
Ahora sí, me acuesto a pensar en muchas cosas frente a la luz apagada y, con suerte, dormir hasta mañana. Mañana es en realidad mi hijo Gabriel, que a las dos y cuarto viene a visitarme porque ha tenido una pesadilla. La vida es errática.
Oh sip. Recuerdo esos lindos días en que les hacía eso a mis padres. Como siempre he sido una plumita en tamaño, muchas veces ni les despertaba, simplemente me acostaba en algun huequito de la cama a seguir durmiendo 🙂
Que lindos días cuando uno puede recordar así 🙂
mmm Un poco maníatico / obsesivo usted con las puertas y las corrientes de aire 😛 Lo de Gabriel ya se entiende más 🙂
Por cierto, señor Eduardo, todavía tiene en el link a mi blog la antigua url 😉
Me alegra haberte traído un buen recuerdo, Norya. Hay que ver qué opinan del otro lado…
Tenés razón, NotPretty. Con la URL y con la obsesión. (¿Ahora me tratás de usted?)
Sí, le trato de usted porque le aprecio, es que yo soy así de excéntrica %)