Mes: mayo 2008

Cosas que hay en mi biblioteca

Musical intstruments of the world, Facts on file, Nueva York, 1976. 21 x 27.5 cm.

Símil 4

Es como el ventilador de techo
todavía encendido cuando aquí no queda nadie,
que disipa los últimos rastros de calor
de la cama deshecha.

Cosas que hay en mi biblioteca

Evans, Tom and Mary Anne, Guitars from the Renaissance to Rock, Oxford University Press, Oxford, 1977. 21. 5 x 25 cm.

Símil 3

Es como la tristeza
de las doce y veinte
de la noche del sábado
tres de mayo de dos mil ocho,
cuando ya no es el día que cree ser
ni tampoco es el siguiente.

Símil 2

Es como una moneda en el piso
de la jaula de los leones,
recuerdo de cuando había leones en el circo,
antes de que echaran al domador
porque hacía bromas estúpidas
como la clásica de dejar en el piso
de la jaula de los leones
una moneda atada con un hilo.

Cosas que hay en mi biblioteca

Architects for Snoopy, The Montreal Museum of Fine Arts, Montreal, 1992. 21.5 x 25 cm.

Tránsito

El monstruo del fin del mundo recorre su abismo de agua, protegido a ambos lados por olas de mil metros. Otra vez hay un barco atascado en las piedras. Otra vez debe ir a ayudarlo en el tránsito del fin de este mundo al principio del otro.

Cosas que hay en mi biblioteca

Sturgeon, Theodore, Más que humano, Ediciones Minotauro, Buenos Aires, 1955. 11. 5 x 19.5 cm.

El crítico de palabras. Hoy: conminar

Si quisiera conminar no me saldría.

La impresión que tengo es que cada palabra requiere un músculo. Y ejercitar el idioma es como llevar a cabo esas acciones complicadas en las que ni tenemos que pensar: reírnos de un sarcasmo, bajar una escalera caracol, lavar los platos con dolor de espalda. Montones de músculos en acción, y nosotros como si nada.

De vez en cuando tropezamos con algo que requiere un esfuerzo especial, y entonces, por ejemplo, se nos ocurre preestablecer, o conmiserarnos, y hasta entablillar. Son músculos pequeños, indetectables, que se ponen en marcha tras varias protestas, pero al menos existen, están ahí a la espera de que una señal lo bastante intensa los despierte.

En cambio, conminar… No creo tener un músculo para eso.

(Es cierto, esta no es una verdadera crítica de la palabra conminar. A quien esté en condiciones de hacerla, lo conmino a… Epa.)

Ida y vuelta

La ruta que va de La Calera al dique San Roque, en Córdoba, el pasado 28 de abril.

De ida:

De vuelta:

Dos grandes diferencias entre la ida y la vuelta: salió el sol y limpié el parabrisas.