Ayer descargué Picasa 3.8, la nueva versión del software de Google para administrar fotos. Lo instalé. Y desde entonces estoy hipnotizado por las caras.
Picasa busca caras en las fotos, las recorta para mostrarlas, y pide que uno les ponga nombres. Así se van formando álbumes de personas. Pero además de encontrar caras, las reconoce. Junta caras que supone de una misma persona, y pregunta si acertó. La cuestión es que acierta casi siempre. Incluso con fotos de muy mala calidad.
Para ir entrando en tema, una captura de pantalla con algunas caras mías. Para la mayoría, Picasa no necesitó ayuda (en esta imagen y en las siguientes, click para verlas más grandes):
Las fotos grupales son una especialidad de Picasa. A continuación, ejemplos de tres generaciones en un viaje hacia atrás en el tiempo:
1) Mi hijo y sus compañeros, hace unos años, en un acto escolar:
2) Mis compañeros y yo, hacia 1970, en una foto escolar de fin de año:
3) Mi padre y sus compañeros, hacia 1940, en otra foto escolar de fin de año:
Todo esto, en el sentido económico, es gratis. Emocionalmente, en cambio, los recorridos tienen un costo impredecible.
Me pasó lo mismo, cuando lo instalé.