Mes: marzo 2019
En Facebook circulan consignas para hacer series de posts y etiquetar gente que las perpetúe. A veces son buenas. Me etiquetó Elena Stapich para subir cada día un fotograma de una película, sin datos: nada de decir qué película es, quién la dirigió en qué año, quiénes actuaron. Tiene su gracia hacerlo de este modo; aunque la respuesta pueda ser obvia, es diferente darse cuenta uno mismo, tener ese momento de recuerdo, antes que ver el cartel de Título título, Fulano Fulano, y así.
Convierto la consigna a mi formato, y acá está la “semana de momentos de cine”. Voy a poner solo películas fantásticas (en el doble sentido de que tratan temas de fantasía y son geniales). Sí, casi todas serán obvias para quienes las vieron (o saben algo de su existencia). Otrosí: quedarán afuera películas que no me voy a perdonar por haber relegado (la semana es corta). Supongo que en algún momento agregaré en los comentarios esos datos que ahora faltan.
Se acabó la semana de “momentos de cine”. En función trasnoche, agrego los datos de las películas en cuestión. Aprovecho para sumar este fotograma del acertijo de las dos puertas de Labyrinth, la película de Jim Henson con Jennifer Connelly y David Bowie (que no sé cómo dejé afuera los días anteriores).
- The Truman Show, de Peter Weir, con Jim Carrey.
- Groundhog Day, de Harold Ramis, con Bill Murray.
- Blade Runner, de Ridley Scott, con Harrison Ford.
- 千と千尋の神隠し (El viaje de Chihiro), de Hayao Miyazaki.
- Little Shop of Horrors, de Frank Oz, con Rick Moranis.
- Brazil, de Terry Gilliam, con Jonathan Pryce.
- Солярис (Solaris), de Andrei Tarkovsky (basado en la novela de Stanislaw Lem), con Donatas Banionis.
(Estoy fechando este post antes del comienzo de la semana, para que quede abajo de los demás.)
Pablo es un conjunto de piezas de distintas formas, tamaños, colores y diseños, con las que se pueden armar figuras arbitrariamente locas y (como dice la caja) “contemporáneas”. Para demostrar lo fino que soy (o que llegué a ser en algún momento), tengo que decir que lo compré en la tienda del MOMA, Nueva York, en 1992.
El T.E.G. (“Plan Táctico y Estratégico de la Guerra”) salió en 1976, y ahí nomás lo compré. Este es el mismo viejo ejemplar, cuarenta y dos años más tarde. Lo usé un montón en aquella época, con mis amigos de entonces. A pesar del uso, nunca logramos que el tablero quedara plano.
Compré este mazo de cartas de póker en un vuelo de British Airways, supongo que en 1993. En Google Images hay muchas más fotos, de esta y otras ediciones.
Levemente tramposo, este post. Porque no conservo los ladrillos, solo el manual. Los ladrillos estaban en una caja de madera que había hecho mi viejo, con unos autitos de lata. Son las cosas con las que más jugué cuando era chico. Los recuerdo en detalle, tanto los ladrillos como los autitos y las cosas que hacía. Mi vieja, que conservó tanta pavada mía de aquella época, término dándole la caja con todo lo que tenía al nene de un primo mío, hace mucho. Mi estado al respecto sigue siendo el del amputado que no deja de sentir el miembro ausente.
Pero bueno, tengo el manual. Le saqué fotos de punta a punta. Acá va: click para verlas grandes.
En los ochenta me hice experto en el Cubo Mágico, más conocido luego como Cubo de Rubik. Publiqué cantidades de artículos en la revista Humor y Juegos (después Juegos para Gente de Mente), sobre cómo resolverlo, hacer figuras divertidas, con desafíos, respuestas a los lectores y otras cosas.
Como resultado, alguien vino a la redacción a regalarme esta joya: un cubo modificado a mano, de manera que tres caras forman una pica, y las otras tres, un trébol. Lo malo es que no tengo el menor recuerdo de quién fue (aunque sigo agradecido por el regalo). Sin la ayuda de los colores originales, debe ser terriblemente difícil de resolver. Y digo “debe ser”, no “es”, porque jamás lo intenté. La sola idea de probar me da pánico.
Este rompecabezas producido por Juegos Mundial debe ser de 1960, o un poco antes. Tiene 24 cubos de madera, como este (click en cada foto para verla más grande):
Con las distintas caras de los cubos se pueden armar seis imágenes diferentes. La de arriba es una. Las que siguen son las otras cinco, que vinieron en láminas separadas:
La lámina restante, la del gigante, estaba en la tapa. No sé por qué (¿le habrá dado el sol?; ¿alguien habrá tratado de lavarla?), lo que queda en mi ejemplar es esto:
La identificación del producto está en el costado de la caja; la marca, en el interior de la tapa.
El Armariola viene de mi infancia, a mediados de los 60. Quién sabe en qué año habrá perdido esa punta la pieza blanca. La marca, que no se lee bien en las fotos, es Frosiart.
“Con las siete piezas se pueden formar dos figuras, un cuadrado y una cruz, según indica el dibujo. Este entretenimiento ejercita y desarrolla el ingenio de toda persona comprendida entre los 4 y los 100 años de edad, clasificándose las capacitaciones según el tiempo de resolución de cada uno. Las personas que no lograran resolver el problema, podrán solicitar la solución del mismo en su juguetería”.
No encontré la solución (ni la juguetería, en realidad), así que tuve que resolverlo otra vez. Ignoro cómo se habrá clasificado mi capacitación. Tampoco encontré referencias al juego online.