Mi libro Partes de un espacio turbio reúne tres novelas cortas que recorren distorsiones en la percepción de la realidad, la conexión con el mundo a través de internet y la soledad. Las escribí entre 2017 y 2019.
La segunda de esas novelas se llama El big bang. Es una bola de nieve: el primer párrafo tiene una palabra, el segundo tiene dos, el tercero tres, y así hasta doscientas palabras. Termina con una playlist de la música que se escucha durante el transcurso de la novela. Empieza así:
- Música.
- Dos copas.
- De noche, tarde.
- Luna en la ventana.
- Una mancha en el mantel.
- Una mancha roja que se extiende.
- Se mueven la mancha y la luz.
- A su manera, el aire también se mueve.
- La playlist, en la computadora, puede durar tres días.
- Una persona acaba de irse sin ruido por las escaleras.
- La otra, en el piso, se va muriendo de a poco.
- Hay dos lámparas de pie encendidas. No iluminan más que la pantalla.
- Wish I could write songs, canta la voz, about anything other than death.
- El pecho contra el suelo, cara hacia la derecha, D se mira los dedos.
- Levanta el índice. Lo baja. Levanta el mayor: fuera de foco. El pulgar tiembla.
- Es la mano derecha. La izquierda estará allá atrás, abajo, tal vez cerca de la cadera.
- La voz quebrada copia el temblor. Whenever I’m alone with you, can’t talk. “Isn’t this weather nice?”
- D gira la mano que controla, para ver qué se esconde bajo la palma. Un papel hecho bollo.
- Es un papel chico, de libreta. El bollo está apretado como una araña muerta y descolorida por el tiempo.
- D lo arrastra con la mano hasta tenerlo entre la palma y la boca. Afloja los labios. Asoma la lengua.
- Marathon runner, my ankles are sprained. D separa los dientes, los junta, los separa. A ritmo, mastica el bollo de papel.
- Cuando la canción termina, sigue masticando. Empieza un piano suave, que D no conoce. Grupos de pocas notas. El ritmo, más lento.
- A D le pica el ojo derecho. Tiene la mano al lado, podría frotarlo, pero no quiere. Prefiere dejar que la lágrima resbale.
- La lágrima se desliza sobre el puente de la nariz. Fiel a la vertical, cae frente al otro ojo. Al mismo tiempo, D traga.
- Voz áspera: You’ve got to take me home, you silly girl. Put your arms around me. No se sabe hasta dónde baja el bollo masticado.
- D hace inventario. Ahora mismo su cuerpo está formado por los ojos, la mano, la nariz, la boca, el brazo, la garganta que acaba de tragar.
- El resto dejó de existir en algún momento, entre el comienzo de la caída y la llegada al suelo. O no: siente una parte del pecho. Respira.
- D aleja la mano de la cara, hasta tocar la pata de la mesa. La agarra. Tira con la poca fuerza que tiene. La mesa no se mueve.
- Un poco más arriba está la punta del mantel. Suelta la pata, tira de la tela. Quiere levantarse, o recuperar algo, o volver el tiempo atrás, no sabe qué.
- La tela sí, cede. Baja de a poco. Mirando de reojo, D llega a distinguir una de las copas, que se asoma al borde de la mesa. Tira más fuerte.
(La canción que suena entre los párrafos 1 y 22 es “Sprained Ankle”, de Julien Baker; la que suena entre los párrafos 22 y 30 es “Take me Home”, de Tom Waits).
Qué lindo! Me encantó