[24/9/2002]
Rodondendro y edredón son dos palabras tan afines que deberían nombrar cosas semejantes. Parecen parte de un idioma diferente, sonoro, estentóreo (“Rodondendro, edredón. ¿Dónde? ¡En derredor!”). Sin embargo, no sólo sus significados son divergentes: también las asociaciones que me despiertan, esas que probablemente vienen de cuando era chico y todavía andaba adivinando qué era qué. Edredón siempre me sonó a química, a efedrina. Rododendro, en cambio, podría ser un roedor exótico, un animal de largos dientes que hace agujeros en el desierto de un libro ilustrado de la década del 60.
Con este texto y muchos otros sobre palabras armé un largo post en mi blog Ximenez.
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roe orondo roedor