[23/6/2002]
Cada noche, cuando cierro los ojos y empiezo el trabajo de dormirme, suena el teléfono de los vecinos. No importa la hora, pueden ser las diez o la una de la madrugada. Suena siempre. Lo oigo tan fuerte como si fuera mi teléfono.
Eso es casi todo lo que sé sobre esa gente.