Voy a hacer una lista de las cosas que no son arañas.
Le voy a mostrar una parte de la lista a mi madre, para que sepa que algunas cosas no son arañas.
Le voy a hablar de la lista a mi hijo, sin mostrársela, porque quiero que sepa que hay cosas que no son arañas, aunque no pueda decirle cuáles, para que no tema de más ni de menos.
A mi mujer voy a darle la lista entera para que me ayude no trayendo a casa cosas que son arañas y sacando de casa cosas que también son arañas.
Tengo grandes expectativas en mi futura lista de cosas que no son arañas. Tal vez sirva para mantener a raya el ataque rápido, la sombra informe, la lucha interminable que me persiguen desde la infancia.
(Esto es una expansión de algo que arrancó acá.)
Hay algo alentador para tu lista: hay muchas más cosas que no son arañas, que cosas que son arañas.
Pero por otro lado, hay cosas que no son arañas y sin embargo acechan en la oscuridad.