La Isla del Coco (Cocos Island en inglés, ya verán por qué lo digo) está en el Pacífico, a 550 kilómetros de Costa Rica, país al que pertenece. Con este dramatismo la presenta Google Maps:
Es un parque nacional. El gobierno de Costa Rica ofrece una bonita galería de fotos en el sitio oficial.
Pero lo más importante de esta isla es que ahí transcurre uno de los libros que marcaron mi infancia, El tesoro de la isla de Cocos, de Ralph Hammond.
Mi ejemplar no aparece. No lo encuentro entre mis otros libros de la época. Lo que puedo decir es que era una especie de La isla del tesoro, que todavía no había leído, y que me dio un miedo tremendo.
Ahora que está la web para investigar desde mi silla, descubro que el título original es Cocos Gold, sin la referencia tan obvia a Stevenson que pusieron en la traducción. (Está claro que el traductor, allá por los sesenta, no tenía la web para darse cuenta de que Cocos Island en castellano es Isla del Coco.) “Ralph Hammond” es el seudónimo con el que el británico Hammond Innes publicó varias novelas juveniles a principios de los cincuenta.
Pero me encontré con un problema. “Cocos Island” lleva también a un atolón que queda al oeste de Australia (aunque el nombre lleve plural: “Islands”). ¿No será ahí que transcurría esta novela, mientras yo pasaba la vida confundido? ¿No tendría que haber puesto el traductor, en todo caso, El tesoro de las islas de Cocos?
Nunca imaginé lo difícil que se hace comprobar dónde transcurre una novela de 1950, poco conocida, cuando las pocas descripciones que aparecen hablan de una isla perdida en el mar, salvaje, inhóspita, todo así. Se complica todavía más si un resultado destacado de la búsqueda es la ficha de una edición del libro en la Biblioteca Nacional de Australia. ¿Por qué les iba a interesar tenerlo ahí, si se tratara de una islita costarricence?
Largo rato dando vueltas. Hasta que encontré lo más parecido a la salvación en un recuadro de la revista Boy’s Life de agosto de 1950 (¡gracias, Google Books!):
Ahí dice claramente que “Cocos Island is real, a tangled, uninhabitable mass of jungle, mountain, and surf off the coast of Ecuador”. La jungla suena poco a atolón; la montaña, nada (y también parece estar en la ilustración de tapa de la edición inglesa). Pero lo decisivo es la mención de Ecuador: todos sabemos que Ecuador es lo mismo que Costa Rica, pero no es lo mismo que Australia. ¡Problema resuelto! (A menos que uno dude de Boy’s Life, pero hay lujos en la vida que es demasiado tarde para darse.)