Categoría: De viaje

Mirá, mirá

[27/2/2002]

Volvemos a casa en tren. Gabriel (6), mi hijo, me hace caer en un truco que habrá aprendido de un amigo:

—Mirá, mirá. Una gaviota.

—¿Dónde?

—Te la perdiste por idiota.

Tenemos horas que perder, así que empiezan las variantes, cada vez más surrealistas:

“Mirá, una codorniz.” “¿Dónde?” “Te la perdiste por infeliz.”

“Mirá, un pez.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste otra vez.”

“Mirá, un chorizo.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por petiso.”

“Mirá, elefantes.” “¿Dónde?” “Ya te los perdiste antes.”

“Mirá, un delfín.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por salamín.”

“Mirá, un lobo.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por bobo.”

“Mirá, un tordo.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por gordo.”

“Mirá, un renacuajo.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por comer ajo.”

“Mirá, serpientes.” “¿Dónde?” “Se te escaparon entre los dientes.”

“Mirá, un reno.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por bueno.”

“Mirá, un pastel.” “¿Dónde?” “Te lo perdiste por Gabriel.”

Y el último, ya sin rima pero con un no se qué:

—Mirá, un árbol.

—¿Dónde?

—Te lo perdiste por tronco.

[27/2/2012]

Ahora, como corresponde, es Gabriel (16), mi hijo.

En Mar del Plata

[24/2/2002]

Estoy en Mar del Plata, con mi mujer y mi hijo. Vinimos en tren. En el camino vi un poste de los que sostienen cables que, además, sostenía un nido de hornero. Sorpresa. Creí que todos los nidos de hornero habían sido secuestrados por las escuelas.

Venía a Mar del Plata, con cierta frecuencia, cuando era chico. Mis tíos aún viven aquí. En el hotel de ellos, a los cinco años, corría persiguiendo a mis primos algo mayores, subiendo y bajando la escalera exterior, circunvalando el enorme cantero central. Hoy estuve en el Misiones otra vez, justo frente a la estación del ferrocarril. Todo tiene la mitad del tamaño de entonces. Nada original, ya lo sabemos: el pasado es enorme, y sus cosas también.

Tengo algo más que contar sobre el viaje desde Buenos Aires. Durante un par de minutos me entretuve buscando en el paisaje alguna evidencia concluyente de que no estaba en, digamos, 1959. A la izquierda del tren, la ruta es el doble de ancha: dos carriles de ida, dos de vuelta, separados por varios metros de verde, ocupados con autos de cola más alta y colores metalizados. A la derecha del tren, nada. Los yuyos parecen los mismos. Los bosques, por su parte, también. Las casas viejas probablemente están más viejas que entonces. Hay una nueva serie de postes, más altos, más espaciados, con idénticas catenarias de cables eléctricos, pero qué diferencia es esa.

Si hay alguna conclusión que sacar al respecto, todavía la estoy esperando.

[Integrado al hotel en que paramos hay un bar, y en el bar cuatro computadoras conectadas a Internet con un buen servicio de banda ancha. Cobran $1,50 por hora de uso, y cincuenta centavos más si uno agrega un café (está rico). Más arriba, en el entrepiso, mientras escribo esto, Los Javis (no se cobra derecho al espectáculo) cantan “My way”, pero en castellano.]

[24/2/2012]

El primer intento de “diario” en la Mágica Web. Los links… ¡Ah, los links! Arreglando:

[youtube https://www.youtube.com/watch?v=6E2hYDIFDIU&w=420&h=315]

Una ventana en Toledo

[19/2/2002]

(Imagen capturada de la cinta de video que grabé el 18 de mayo de 1991. Estoy digitalizando los videos de mi primera visita a España.)

[19/2/2012]

No avancé con la digitalización de esos videos. Sí obtuve otras capturas de pantalla que fui poniendo en el blog. Pero los videos no. Quedaban mal. Tengo en algún lado las cintas 8mm. Hay un lugar cerca de casa donde pueden convertirlas a DVDs, pero… Bueno, no sé.

¿Ganas de estar ahí?

[13/2/2002]

(En avión, llegando a Madrid, mayo de 1991. Imagen capturada de video.)

[13/2/2012]

Sí.