Categoría: Bolsa sin clasificar

Tres por tres

Dos viejas en la vereda. Una, del lado de la calle, mira de reojo cómo me acerco. La otra, del lado de la pared, gesticula ampliamente y dice:

—Mientras hablaba se inflaba, se inflaba, se inflaba.

*

Los dos están en la entrada de un edificio de departamentos. El muchacho mira a los ojos de la chica como si los suyos fueran rayos láser. O, mejor, ametralladoras. Ella mira un poco al costado, tratando de encontrar otra cosa a la que prestar atención. Él dice:

—No querés darte cuenta, eh. No querés darte cuenta, eh. No querés darte cuenta, eh.

*

Me cruzo con ellas por la vereda. La mujer más joven lleva de paseo una cosa ratonesca con una de esas correas que se alargan, a varios metros de distancia. Viene hablando, la mujer más joven. Señala en dirección al bicho con pelos:

—…y estaba atacando. Mi perro se quedó mirándolo, mirándolo, mirándolo…

Martillos

[22/7/2002]

Pasaba un jarrón por la puerta de casa cuando el martillo, que es un atolondrado, salió sin mirar por dónde iba y lo rompió en mil pedazos.

*

Tengo un martillo que no sirve para nada. Es un clavo.

Otro martillo, en cambio, de cabeza blanda y liviana, como gomaespuma, es ideal para martillarse los dedos, porque no duele.

*

Un ejército de ingenieros y arquitectos logró dar a las paredes de mi edificio el mayor índice de permeabilidad al martillazo de todo el mundo. Cuando alguien, en cualquier departamento, pega un martillazo, el ruido alcanza simultáneamente y con igual intensidad todos los otros departamentos. El fenómeno, además, mantiene el anonimato del autor: imposible saber de dónde viene tal estruendo.

Vacíos

[15/7/2002]

Hay un vacío. O dos, pero la suma de vacíos es como la suma de infinitos, siempre da lo mismo.

Una luz

[8/7/2002]

Había una sola luz, allá lejos, más o menos en la dirección de la que venía el viento. Lo demás era negro. Se oía el mar y también el golpeteo arrítmico de una puerta entreabierta. En el cielo, una capa espesa de nubes ocultaba las estrellas. Todo perfecto, salvo aquella luz neblinosa, aquella lamparita terca rodeada de halos, aquel punto blanco que quería ser el centro del universo, que obligaba a desviar la vista para mirarla, que impedía pensar, que era origen y final de todas las cosas.

Anteojos

[6/7/2002]

Andaba con anteojos oscuros para no ver los ojos de los demás.

La bruja

[5/7/2002]

La bruja vestida de negro, con sombrero en punta, nariz ganchuda y verruga llena de pelos, lechuza al hombro, espalda encorvada y diente solitario entre los labios de color violeta, echó algunas porquerías más en el caldero que ya olía a podrido, le pegó una patada al gato, miró el último huesito humano que quedaba en un rincón, se aseguró de que fuera bien de noche, agarró la escoba y pateando cucarachas salió a buscar algún otro chico para comerse en la cena.

Afuera la esperaba una comisión de la Asociación Pro Relatos Infantiles Políticamente Correctos, que con una orden del juez la llevó a un centro de rehabilitación.

Escasez de relojes

[30/6/2002]

Acabo de ir a un kiosco que está a una cuadra y media de casa. En el camino me preguntaron la hora dos veces. Es la escasez de relojes de los domingos a la tarde, un problema creciente del que ya se ha alertado en muchas ocasiones. Considero que el gobierno debería actuar a la brevedad.

Día

[28/6/2002]

En ese país el gobierno anuncia cada madrugada qué día de la semana será. Uno se levanta si saber si empezará un lunes o un sábado, un viernes o un domingo. Están quienes piden semanas normales, y están quienes prefieren la espontaneidad. Están quienes apoyan la función del gobierno, y están quienes quieren que el pueblo tome las decisiones. Está quien pone siempre el despertador, por las dudas, y está quien no lo pone nunca.

Frío / calor

[25/6/2002]

Como le dio frío, prendió la estufa. Como le dio calor, prendió el aire acondicionado. Como le dio frío, se puso un pulóver. Como le dio calor, abrió la ventana. Como le dio frío, se tomó un cognac. Como le dio calor, se mudó al otro hemisferio. Como le dio frío, corrió un rato. Como le dio calor, se dio una ducha helada. Como le dio frío, hibernó.

Montañas nuevas

[23/6/2002]

Cada día hay montañas nuevas. Uno se levanta, abre la ventana y ahí están, relucientes, con un copete de nieve recién caída en la cima, siempre distintas de las montañas del día anterior.

Muy bonito.

El problema es de noche, cuando caen las montañas viejas, cuando se mueven las rocas y la construcción avanza a gran velocidad, justo a la hora en que uno trata de dormir, con todo ese ruido.