[13/5/2002]
Excerpts from a dog’s diary – Excerpts from a cat’s diary (gracias a Patsy).
El link de arriba no anda. Pero el texto está por todas partes. Por ejemplo, acá. Hay otra versión.
[13/5/2002]
Excerpts from a dog’s diary – Excerpts from a cat’s diary (gracias a Patsy).
El link de arriba no anda. Pero el texto está por todas partes. Por ejemplo, acá. Hay otra versión.
[13/5/2002]
[9/5/2002]
El martes se me ocurrió escribir acerca de los techos que veo desde mi ventana. No sabía, y recién ahora lo descubro, que blip ya lo había hecho el día anterior (aunque tenemos modos diferentes de irnos por las ramas).
Mis techos siguen en pie, los de blip no. El post en cuestión está en MW+X.
[9/5/2002]
A la izquierda, un texto lleno de links. A la derecha, el espacio necesario para una foto. Al clickear en uno de los links, aparece la foto correspondiente. Un experimento hipnótico, que lleva a soñar con las posibilidades. Lo está haciendo Felipe Ossandon, en Chile, en una columna semanal llamada Linkódromo (hacer click en alguno de los títulos que se ofrecen). Hay que verlo para darse una idea del efecto. (Vía E-Media Tidbits.)
(Nota del 7 de agosto de 2003: actualicé el link, avisado por el autor de que el Linkódromo cambió de dirección.)
El Linkódromo ya no existe. Sin embargo, encontré una columna de abril de 2002.
[6/5/2002]
Excelente artículo sobre Tom Waits y sus dos discos nuevos en La Nación de hoy. La versión en papel trae además dos fotos muy buenas (doy las gracias a mi mujer que se trajo el suplemento Espectáculos del trabajo para mostrármelo). El original, del New York Times, está acá (aunque la mayor parte del contenido de ese sitio, luego de una semana, hay que pagarlo).
Nuevo link al artículo de La Nación. El del New York Times sigue ahí mismo.
Lo que no sigue igual en el New York Times es cómo cobran por el contenido. Cambiaron varias veces. Fue gratis, fue casi todo pago, volvió a ser gratis, pasaron a cobrar luego de los primeros 20 artículos que uno leyera en el mes, y ahora bajaron ese número a 10.
[6/5/2002]
Estoy mudando Imaginaria al mismo sitio donde está ahora MágicaWeb. Con esto termino la tanda de mudanzas provocadas por el dólar y la crisis, que empecé un par de meses atrás con el sitio de Graciela Montes. El resultado hasta ahora es muy satisfactorio. Cruzo los dedos para que Imaginaria (la mudanza más difícil de todas, por varias razones) no sea la excepción.
El cambio consistió en dejar una empresa de hosting de Estados Unidos, que cobraba en dólares, por una argentina, que cobraba en pesos. Estuve un tiempo largo con ellos. Luego volví al exterior, donde el hosting, desde hace un tiempo, es casi gratis. (A menos, claro, que uno quiera un servicio realmente bueno.)
En tanto, el blog seguía estando en Blogger. “MágicaWeb” era mi sitio de páginas estáticas.
[3/5/2002]
Primero debo lograr hacerlo diez veces seguidas. Luego debo repetir diez veces ese logro. Hecho eso, hay que hacer todo eso nueve veces más, todas idénticas. Así es la vida.
Todavía no terminé.
[3/5/2002]
Cada día acomoda las macetas del balcón en un orden diferente. Desde la ventana de enfrente, sin que me vea, hago un croquis con cada nueva distribución.
Un día, furioso, la llamo por teléfono (ella no sabe que tengo su número, no me conoce).
—Te repetiste —le digo con voz tensa.
Al otro lado hay un silencio largo. Finalmente, suspira.
—Idiota —responde—. Ahora tengo que cambiar el código.
[3/5/2002]
Mide menos de un metro cincuenta. Tacos incluidos. Rulos teñidos de rubio también incluidos. Pasa junto a mí, sin veme parado en la calle a un paso de la vereda, preparado para hacerle señas al colectivo que viene. Está muy ocupada consigo misma, le lleva mucho tiempo y mucha energía mantenerse de una pieza. Recorre por el lado de afuera la hilera de autos estacionados, mientras busca y sacude unas llaves en la cartera.
El auto de ella es el más alto, una 4×4 roja, imponente, de escultor, para seis osos gordos. Cuando se sienta al volante, apenas se le ve la cabeza a través del parabrisas.
[3/5/3002]
Decidió contar todas las hojas de un árbol. Como no era tonto, eligió uno de hojas perennes.
Moraleja: no se frustró, pero todavía está contando.
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