Categoría: 7. Lo demás

Cambio de hosting

[6/5/2002]

Estoy mudando Imaginaria al mismo sitio donde está ahora MágicaWeb. Con esto termino la tanda de mudanzas provocadas por el dólar y la crisis, que empecé un par de meses atrás con el sitio de Graciela Montes. El resultado hasta ahora es muy satisfactorio. Cruzo los dedos para que Imaginaria (la mudanza más difícil de todas, por varias razones) no sea la excepción.

[6/5/2012]

El cambio consistió en dejar una empresa de hosting de Estados Unidos, que cobraba en dólares, por una argentina, que cobraba en pesos. Estuve un tiempo largo con ellos. Luego volví al exterior, donde el hosting, desde hace un tiempo, es casi gratis. (A menos, claro, que uno quiera un servicio realmente bueno.)

En tanto, el blog seguía estando en Blogger. “MágicaWeb” era mi sitio de páginas estáticas.

La vida

[3/5/2002]

Primero debo lograr hacerlo diez veces seguidas. Luego debo repetir diez veces ese logro. Hecho eso, hay que hacer todo eso nueve veces más, todas idénticas. Así es la vida.

[3/5/2012]

Todavía no terminé.

Macetas

[3/5/2002]

Cada día acomoda las macetas del balcón en un orden diferente. Desde la ventana de enfrente, sin que me vea, hago un croquis con cada nueva distribución.

Un día, furioso, la llamo por teléfono (ella no sabe que tengo su número, no me conoce).

—Te repetiste —le digo con voz tensa.

Al otro lado hay un silencio largo. Finalmente, suspira.

—Idiota —responde—. Ahora tengo que cambiar el código.

4×4

[3/5/2002]

Mide menos de un metro cincuenta. Tacos incluidos. Rulos teñidos de rubio también incluidos. Pasa junto a mí, sin veme parado en la calle a un paso de la vereda, preparado para hacerle señas al colectivo que viene. Está muy ocupada consigo misma, le lleva mucho tiempo y mucha energía mantenerse de una pieza. Recorre por el lado de afuera la hilera de autos estacionados, mientras busca y sacude unas llaves en la cartera.

El auto de ella es el más alto, una 4×4 roja, imponente, de escultor, para seis osos gordos. Cuando se sienta al volante, apenas se le ve la cabeza a través del parabrisas.

Contar

[3/5/3002]

Decidió contar todas las hojas de un árbol. Como no era tonto, eligió uno de hojas perennes.

[3/5/2012]

Moraleja: no se frustró, pero todavía está contando.

Overclocker Creates Rift in Space-Time

[2/5/2002]

Overclocker Creates Rift in Space-Time Continuum (vía Good Morning Silicon Valley). “Santa Cruz, CA – A rift in the space-time continuum was created today when overclocker Jamie Aperman ran a 750 MHz Coppermine Pentium III at 1.6 GHz. Overclocking has long been blamed for causing global warming, but this is the first occasion that the fabric of space-time has been damaged.” (Y sigue. ¡Jua jua jua!)

[2/5/2012]

En aquella época los habilidosos del hardware se divertían aumentando la velocidad de los procesadores. Más todavía, los fabricantes se esmeraban en indicar la velocidad de cada uno, como el veredicto definitivo de su capacidad. Ahora eso no existe. Lo que hay es una enorme variedad de procesadores, cuyos nombres, siglas y números dicen igualmente poco de lo que pueden hacer.

Cómo tratar el texto en la Web

[29/4/2002]

Un artículo sobre cómo tratar el texto al diseñar un website: “That Darned Content: Hey, Wait! That’s What It’s All About”, por Wendy Peck. Por fin vuelvo a encontrar una referencia creíble al respecto, con mucha información en un mismo sitio. No estoy de acuerdo con todo, pero toca algunos temas (como el ancho de columna) que vengo discutiendo con cada persona con la que hablo del asunto. Y está bien escrito, tiene ejemplos a la vista, convence. (Vía Online-Writing list.)

[29/4/2012]

El tiempo pasa, la Web cambia, pero hay cosas que se mantienen. “Text is up first, of course. Although graphics probably take us more time to create than any other element on the page, when it comes to why the page exists in the first place, text is almost always the reason. Unless you are producing an art site, visitors will not be arriving unless they expect to read something.”

El link vale (lo que suma a la credibilidad de la autora). La Online-Writing list no.

Tecnología tirana

[29/4/2002]

Comforts of Home Yield to Tyranny of Digital Gizmos (New York Times). “Of all the forces that permeate daily life, perhaps nothing has become more of a tyranny than the bits and pieces of technology that are meant to help one get through the day more easily, but instead are a source of frustration.” Un artículo brillante (vía Tomalak’s Realm).

[29/4/2012]

El link del New York Times, que sigue vigente, lleva a una versión del artículo dividida en cuatro páginas. Como ahora el NYT limita a diez los artículos que se puede leer gratis en un mes, acá va un link al artículo en una sola página. (Es un poco más complicado: si uno llega al NYT desde el link de un blog, puede leer la página, pero al pasar a la siguiente la cuenta sube; me acaba de pasar, y ya tengo los diez artículos del mes leídos. El link a todo en una página vale para quien quiera ir sin que aumente su cuenta de artículos leídos.)

Tomalak’s Realm: no da error, pero tampoco hay nada.

Mudando “MágicaWeb”

[26/4/2002]

Estoy mudando MágicaWeb de un servidor a otro. El viejo está en California. El nuevo, en Buenos Aires. La mudanza se propaga de a poco a lo largo y a lo ancho de Internet, y mientras ocurre se producen situaciones insólitas. Una es que en este preciso momento Blogger (el proveedor del servicio que hace posible este weblog), situado en California, ya tiene acceso al servidor de Buenos Aires. Y yo, que estoy en Buenos Aires, todavía veo el servidor de California.

[26/4/2002]

Con “MágicaWeb” me refería al dominio magicaweb.com, donde ponía contenidos más “estructurados”, por usar alguna palabra, que en el blog. El blog seguía en Blogger, como ciudadano de segunda clase. Esto cambiaría pronto… (Suspenso hasta el próximo episodio.)

El gato y el árbol

[25/4/2002]

Las fábulas de Gimenez.
Hoy: El gato y el árbol

Una vez un gato entró en pánico, por motivos reales o no, y como suelen hacer los gatos corrió a treparse a un árbol. Llegó muy alto antes de mirar atrás, llegó donde el peligro seguramente no tenía derecho a perseguirlo.

Una vez ahí se detuvo y, en equilibrio sobre una rama angosta, consideró el siguiente problema: cómo iba a bajar. Estiró una pata hacia el tronco, lo acarició varias veces y comprobó que por ese lado estaba condenado a resbalar y caer. Dio media vuelta. Avanzó unos pasos por la rama, una pata por vez, suavemente, hasta asegurarse de que la rama no llevaba a ningún lado. Entonces retrocedió, muy lentamente, usando las uñas para aferrarse, hasta llegar de nuevo junto al tronco. Ahí se acostó. A falta de algo mejor, empezó a limpiarse.

Era de día, así que tenía que mantenerse escondido. Si alguien lo veía, iba a venir con una escalera para tratar de rescatarlo. Y se sabe que los gatos no quieren ser rescatados. De manera que, salvo las sucesivas operaciones de limpieza, se mantuvo quieto. Durmió, también, mientras pasaban las horas.

Se puso el sol. Se encendió alguna lamparita en la calle, débil, distante. La gente dejó de hacer ruido, dejó de pasar, apagó las luces en las casas. El gato, ahora completamente despierto, esperó un rato más, a que el último de los movimientos se acabara. Entonces, cuando ya no hubo riesgo de que lo descubriesen, se levantó, anduvo hasta el punto más lejano del tronco que se atrevió a pisar, y con un solo impulso decidido desplegó las alas y se fue volando.

Moraleja: Otra vez olvidé mi medicación.