Categoría: Un libro por día

De EDELIJ, Espacio de Literatura Infantil y Juvenil (Mendoza): Los cuentos de Calleja. Editorial Calleja, Madrid. (11 fotos tomadas por Barbi Couto.)

De EDELIJ (Espacio de Literatura Infantil y Juvenil, Mendoza), elegido por su directora Silvina Juri: Excusas Excusas. Texto: Anushka Ravishankar. Ilustraciones: Gabrielle Manglou. TakaTuka, Barcelona, 2012. (9 fotos tomadas por Barbi Couto.)

De la biblioteca de María Beatriz Durán: Fábulas silentes. Federico Ángel Rosell. Buenos Aires, Editorial Bell, 1965. (8 fotos tomadas por Beatriz.)

Robinson Crusoe. Daniel De Foe. Ilustraciones de Albistur. Ediciones Peuser, Buenos Aires, 1960. (16 fotos.)

Comix underground USA N° 2. Selección e introducción: Ignacio Fontes. Editorial Fundamentos, Madrid, 1973. (22 fotos.)

Remedio para melancólicos (A Medicine for Melancholy). Ray Bradbury. Traducción de Matilde Horne y F. Abelenda. Minotauro: Buenos Aires, 1968; Barcelona, 1992. (15 fotos.)

De la biblioteca de Evelyn Spalding:
– The Story of the Little Mole who knew it was none of his business, Plop-up edition, Werner Holzwarth and Wolf Erlbruch. Pavilion Children’s Books, London, 2007.
– Von kleinen Maulwurf, der wissen wollte, wer ihm auf den Kopf gemacht hat. Werner Holzwarth/ Wolf Erlbruch. Peter Hammer Verlag GmbH, Bochum, 2007.
– Del Topito Birolo y de todo lo que pudo haberle caído en la cabeza. Werner Holzwarth-Wolf Erlbruch. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991.
(12 fotos tomadas por Evelyn.)

The Impending Gleam. Glen Baxter. Fontana/Collins, Gran Bretaña, 1983. (16 fotos.)

De la biblioteca de Marq Don: El consejero social. H. Hericart. Editorial Avenida, Buenos Aires, 1943. (9 imágenes escaneadas por Marq.)

De la biblioteca de Bárbara Couto: El secreto del Torreón Negro. Rodolfo Otero. Buenos Aires, Rei Argentina, 1988. (19 fotos tomadas por Bárbara.)

Dice Bárbara: “He perdido de vista cuántas veces leí este libro, que comparte colección con el “Socorro” de Elsa Bornemann. ¡Eran delfines que hablaban! Y los protagonistas eran iguales, pero diferentes. Aventuras con amigos, barcos hundidos, villanos, playas con sol y delfines que hablan, qué más podés pedir cuando tenés diez…”