El boliche de Alvar Tot, en Página 12

Este año publicamos en Dábale Arroz “El boliche de Alvar Tot”, con columnas inéditas de Mario Levrero. Hoy, Página 12 publica en el suplemento Radar una versión abreviada de mí introducción al libro y dos de las columnas. Online aparece la introducción por un lado, y las columnas por otro. ¡Compren el libro, vamos! Está en unas pocas librerías, y en nuestra tienda online, dabalearroz.com

El señor Jengibre

El señor Jengibre —su nombre verdadero, aunque algunos —quienes no lo conocieron bien, aquellas personas —hombres y mujeres, pero sobre todo mujeres —no la última, la que más lo comprendió —es decir, la que llegó a vislumbrar —solo vislumbrar, porque hay rasgos del ser humano —y hay que decir que, pese a todo, el señor Jengibre —con sus acciones que tanto dañaron al prójimo, que tanto perturbaron —verbo blando, perturbar, cuando habría que usar otros —quebrar, destrozar —como cuando le mintió a Belinda que era hija adoptiva—, extinguir incluso— más agresivos— otras vidas— era profundamente humano— que permanecen ocultos hasta a la gente más cercana— su profunda angustia— y la que le echó ese polvo en el café— porque a los hombres el señor Jengibre casi no se acercaba— que no se dejaron llevar por su personalidad picante— lo duden— murió apaciblemente.

Versión con paréntesis:

El señor Jengibre (su nombre verdadero, aunque algunos (quienes no lo conocieron bien, aquellas personas (hombres y mujeres, pero sobre todo mujeres (no la última, la que más lo comprendió (es decir, la que llegó a vislumbrar (solo vislumbrar, porque hay rasgos del ser humano (y hay que decir que, pese a todo, el señor Jengibre (con sus acciones que tanto dañaron al prójimo, que tanto perturbaron (verbo blando, perturbar, cuando habría que usar otros (quebrar, destrozar (como cuando le mintió a Belinda que era hija adoptiva), extinguir incluso) más agresivos) otras vidas) era profundamente humano) que permanecen ocultos hasta a la gente más cercana) su profunda angustia) y la que le echó ese polvo en el café) porque a los hombres el señor Jengibre casi no se acercaba) que no se dejaron llevar por su personalidad picante) lo duden) murió apaciblemente.

Monstruos

Dos docenas de monstruitos de distintas épocas y lugares, elegidos de la colección que tiene Internet Archive en Flickr.

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Saturno

De chico las imágenes astronómicas (fotos, dibujos) me maravillaban. Y dentro de esa fascinación había, y sigue habiendo, un lugar especial para Saturno. Cosa increíble que cuelga en el espacio. Diseño apabullante. Objeto único, diferente de tanta esfera sin gracia en que se convierten los demás astros después de descubrirlo.

En esta galería hay treinta imágenes de Saturno. Las primeras 29 vienen de la fabulosa colección de libros antiguos que tiene Internet Archive en Flickr. La última es la única foto real (aunque trucada) de la colección, y la traje de la NASA. Al pie de cada imagen hay un link a la fuente de donde salió.

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Pulpombú

¿En qué se parecen un pulpo y un ombú?

Pulpo: Ocean wonders: a companion for the seaside, de William Emerson Damon, 1879.
Ombú: Foto de Teresa Grau Ros, bajo licencia CC BY-SA 2.0.

Fanny

—Te dije, Fanny. Nada más lindo que pasear por el jardín.

Fuentes: Wall paper for every home, de Sears, Roebuck and Co., 1916; Encyclopédie d’histoire naturelle, de Jean Charles Chenu y Eugène Desmarest, 186-?-187-?

Etelvina

—¿Viste el gorro ridículo que se puso Etelvina?

Texto de mi hijo Gabriel. El gorro (“wimple” en inglés) se lo robé a Glen Baxter. Fuente del dibujo: “Digging up a fossil monster”, del profesor Arthur Lakes, en Our country: West (1897).

Debbie

—Me decidí, Debbie. Voy a cortar el árbol.

Fuente: Household stories from the collection of the Bros. Grimm, de Jacob Grimm, Wilhelm Grimm, Lucy Crane y Walter Crane (1922).