[31/12/2002]
Mi máquina del tiempo sólo funciona cuando no me doy cuenta. Me distraigo, llevo algo así como una vida normal, con lo que haya de vida y lo que haya de normal, parpadeo unas veces con los ojos llenos de polvo y pantalla, y cuando levanto la vista para ver el calendario descubro que lo hizo otra vez, que se puso en marcha sin avisarme y sin mi consentimiento. Pero es tarde para quejas. Como tantas veces, sólo me queda decir:
—Caramba, ya pasó otro año.