Frente a mi edificio está la escuela de cocina del Gato Dumas. Los alumnos suelen formar rondas en la vereda, tal vez entre clases, tal vez a la espera de que el horno haga su trabajo. Están vestidos de cocineros, el saco blanco cruzado con botones hasta el cuello. Son jóvenes, casi todos hombres. Fuman. Sólo con verlos uno se imagina platos elaborados, salsas aromáticas. Da hambre cruzarse con ellos, un hambre sofisticada, de restaurante de lujo. No sé qué pensarán los futuros chefs, cómo se verán a sí mismos, qué relación tendrán con la comida, con su comida. Ayer había dos de ellos en el kiosco de al lado, masticando superpanchos.
Hace años Quino hizo para mi parecer uno de los mas geniales y sencillos chistes graficos.
Se veia en el solamente un ojo de buey de los de cocina de restaurant,dentro de el dos cocineros con cara de asombro y el infaltable gorro de chef.
Abajo,la frase de uno de ellos:
“_Y lo esta saboreando!!!!!”
“El hábito no hace al monje”
Hace un rato pasé por la puerta de la “escuela de cocina” y me di cuenta de que el cartel dice “COLEGIO DE COCINEROS”. Es más serio de lo que pensé.
Imaginate el tamaño de los panchos cuando vayan a la universidad.