—Es tarde —dijo José.
—¿Para qué? —preguntó José.
—Para muchas cosas —contestó José—. Para salir, por ejemplo.
—¿Y qué más? —insistió José.
—Para cocinar algo rico —contestó José.
—¿Y qué más? —siguió preguntando José.
—Para conseguir novia —contestó José.
—¿Y qué más? —volvió a preguntar José.
—Para ver mi programa favorito —contestó José.
—¿Y qué más? —volvió a insistir José.
—Para hacer lo que me gustaba cuando era joven —contestó José.
—Pero hay algo para lo que nunca es tarde —dijo entonces José.
—¿Para qué? —preguntó José.
—Para dejar de hacer preguntas —contestó José.
Y con esto José se fue a la cama.