Dicen que hay que darle cuerda cada 21 de abril, pero se me pasa la fecha y cuando me acuerdo ya está bien entrado mayo. Y así pasa cada año, década tras década, mientras abriles y mayos envejecen y se hacen grises, y el tiempo se convierte en una mancha borrosa, como el engranaje de un reloj que marcara milésimas de segundo.