Es de noche. Hay una luz en el horizonte pero no es la luna. Llueve. Tenemos frío como si fuera invierno. Hay que seguir caminando, siempre hacia un punto situado un poco a la izquierda de la luz, como nos explicaron hace un año. El ruido de las botas en el barro compite con la lluvia. Si hubiera cigarrillos creo que volvería a fumar. Un día esto termina, lo sabemos, pero las noticias son cada vez más tristes, y ni siquiera queremos prender la radio para escucharlas.
Melancólicamente hermoso.