Esta es una grabación casera, que hice en un Portastudio a cassette de cuatro canales, en 1985. Además de un reloj despertador y flautas dulces, hay un montón de percusión: la mayor parte hecha en las piernas, la silla o con la boca. La idea (porque había una idea, caramba) era mostrar cómo, durante el insomnio, los ruidos más pequeños y las sensaciones más difusas terminan armando un todo enloquecedor.
Es cierto, Eduardo, esos ruiditos pueden enloquecer a cualquiera.
Ahora podríamos sumar las alarmas de los autos, las motitos… y los mazazos de la demolición de al lado de mi casa, que empiezan al alba.
¡Me gustó mucho la grabación!
Ciertamente el silencio en una noche de insomnio puede ser abrumadoramente ruidoso…. realmente estrmecedor muchas felicidades.
Wow! Estremecedor, enloquecedor, molesto y terrorifico!
ESPECTACULAR! :D!