Versión sonora de un post del 14 de mayo de 2005.
(Y sí, en medio del surrealismo desatado hay algún humilde homenaje a Les Luthiers.)
(23 de marzo: mezcla nueva. Agrego la letra.)
Ahora cantemos todos juntos.
“La la lá,
qué lugar
tan azul,
tan carmín…”
Percibimos la cadencia del árbol que hay en nosotros, la luz del bosque que nos ilumina. Estamos unidos en lo profundo de un arroyo de consciencia. Cantemos todos juntos.
“Sé sé sé
que en el mar
hay un pez
sin ojós.”
Así, amigos, así, querida concurrencia, nos elevamos en las nubes del dorado fulgor, del frenesí, de la ameba primordial que solloza en nuestras almas evaporadas cual cubos incólumes. Cantemos, cantemos, cantemos todos juntos.
“Mi mi mi
corazón
es rubí
y sabor.”
Amada muchedumbre, amados todos los que contemplan el barro de los pies y la tinta de las manos, amados estómagos del ingenio insomne, amadas cebras tricolores que suavizan el sábado, brincamos por sobre las tapias del conocimiento segregado por las cortinas, nos columpiamos de Norte a Sur, de Este a Oeste en los brazos de la madre calefactora que se mimetiza en primaveras. Ahora, ahora como en nuestra infancia, ahora como en nuestro futuro que está escrito en palabras invisibles, cantemos juntos.
“Po po pó,
nubarrón
de metal
y algodón…”
¡Buenísimo, Eduardo!
Gracias, nat.