Sonido para un post del 19 de enero de 2004.
(23 de marzo: mezcla nueva. Agrego la letra.)
La piedra de los acantilados es casi negra,
igual que el agua del mar,
igual que las nubes de tormenta que pasan más arriba.
Pero el paisaje está decorado con manchas de color:
las puntas irisadas de las olas con petróleo,
los restos color ladrillo de la casa del guardaparque que cuelgan en lo alto,
la luz intermitente de un avión que vuela bajo.
La alegría y la pena están separadas por una línea curva.