Empezamos a echar raíces y ya las tenemos que volver a arrancar.
Pero queda un pedazo ahí abajo, siempre queda un pedazo. Raíz sin cuerpo, después duele a la distancia.
Mejor así, parece, dicen. Las raíces acumuladas pueden pesar más que el cuerpo.
Desde un décimo piso, la pequeña raíz cuelga impotente y los que pasan se ríen de ella.
Contundente final.