A principios de 1991 fui a Colonia del Sacramento, a visitar a Jorge, mi amigo del alma. Llevé una cámara de fotos que me prestó Douglas, mi otro amigo del alma. Durante los días que pasé en su casa, Jorge y yo nos sacamos mutuamente una cantidad de fotos. Un par de esas fotos llegaron a ser publicadas mucho tiempo después (a través de copias que conservaron Alicia y Juan Ignacio, la familia de Jorge), cosa que me encantó. Pero nunca me animé a ponerlas en mi blog. Ahora que pasaron veinte años (¡veinte años!) me siento lo bastante audaz como para juntar esas dos con algunas más y publicarlas aquí. (Siempre admiré a Mario Levrero, aún antes de conocerlo. Pero en estas fotos quien está es Jorge, mi amigo, y por eso insisto en el nombre íntimo y no el nombre de las tapas de libros.)
Se festeja la valentía tardía. Una joyita todo esto. Gracias por compartirlas.
Qué bellas fotos. Y lo que es más importante, qué hermoso recuerdo…
Gracias a ambas. Andre: es verdad, fue realmente un buen momento.
Gracias por compartir.
Gracias por compartir.
Geniales, qué buena estética, tan actuales se ven
Marina: me llevó mucho tiempo, ¿no?
Gustavo: muchas gracias por tu comentario. 🙂
Cuando terminé de leer “La novela luminosa”, necesité hacer una especie de duelo. Devoré esa novela en cuatro días ¡Cómo disfruto de sus libros!
Me encantó verlo. Gracias por compartir tus recuerdos.
Siempre paso por tu blog, no sólo por éste sino también por “La mágica web”. Es un placer leerte.
Saludos,
Laura
Hermosas. Y justo estoy leyendo El discurso vacío. Gracias por compartir este tesoro!