Se ata los cordones de los zapatos, se abrocha un botón del saco, se ajusta la corbata y salta. Al principio la caída es vertical. Hay tiempo.
Abre los brazos, aunque le dijeron que no es necesario.
Después la pared se empieza a alejar. El aire se espesa, o tal vez sea una ilusión por la velocidad creciente.
Está de frente a la pared, de espaldas al horizonte, cabeza abajo. Fuerza el cuello hacia atrás hasta ver el reflejo del sol en el río.
El ángulo cambia lentamente. Se necesita paciencia. Tal vez sea más fácil si cierra los ojos.