Desde chico que me río de la forma en que hablaba Woodstock (Emilio por estos pagos) en la tira Peanuts:
Gracias a que Snoopy le entendía todo, sabemos que ahí arriba Woodstock cuenta que una flor lo miraba fijo y de pronto le gruñó.
Esto del personaje que entiende lo que nosotros no distinguimos del ruido se repite en Star Wars, con R2D2 y su lenguaje de radio mal sintonizada, del que C-3PO no se perdía una palabra.
Supongo que en algún momento alguien habrá pensado lo mismo de la madre de mi hijo y yo, cuando conversábamos así: ella en inglés, yo en castellano.
Carl Sagan y compañía estaban convencidos de que una civilización extraterrestre encontraría sencillo descifrar esto:
En la práctica, las cosas no son tan simples. La comprensión de otro lenguaje nos trae tantos problemas que la traducción es una de las mayores pesadillas que existen.
Lo más triste es que Douglas Adams se murió antes de decirnos cómo conseguir su Babel Fish, el pececito que te metés en el oído y desde ahí te permite entender “cualquier forma de lenguaje”.