En Plaza Francia, el músico de la guitarra, el micrófono, el amplificador y los parlantes termina de cantar “Muchacha (ojos de papel)”. Mientras prepara la siguiente canción, se pone a bromear:
—Pobre flaco —dice—, escribió la canción a los catorce años y no sabía cómo era una mina.
Plink, plonk, hace la guitarra. El músico se ríe y sigue:
—“Ojos de papel”, “corazón de tiza”, “pechos de miel”, “voz de gorrión”. ¡Una verdadera cagada! Catorce años debía tener el flaco, y ni idea de cómo era una mina.
Casi nadie se ríe, y menos ella, que debe guardar algún secreto.