Tenés que bajar los hidratos de carbono, te dicen. Claro, y después te dan esta trompada de metafísica en la nariz. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Para qué tanto trajín? ¿Hay una razón, un objetivo último, en el universo y sus múltiples misterios? Otro motivo para ser ateo.