[15/1/2003]
Señaló con el dedo un punto vacío del horizonte y empezó a caminar. Obediente, la soledad lo acompañó.
[15/1/2013]
El séptimo de los textos que se abrieron paso hasta El hilo, el libro que hicimos Claudia Degliuomini y yo.
Estas son las páginas correspondientes al de hoy (click para ver la imagen más grande).
La soledad actúa por su cuenta, pero a veces hay que indicarle el camino.
Señaló con el dedo un punto en el horizonte y notó que su dedo comenzó a estirarse. Obediente a la soledad, el horizonte comenzó a alejarse.
Señaló con el dedo al horizonte, y éste le dijo que era mala educación.
que? -preguntó el chico- ¿Se rompe?
Los pensamientos venian como mariposas ( él no las reconocia…y las espantaba )
Jeremias…
que estilo, parecés el Gabo Marquez y su “realismo mágico” 🙂
Me recuerda a un aforismo de Ernesto Esteban Echenique (personaje memorable de distintas historias, creado por Roberto Fontanarrosa), dice así:
“Señalé el futuro y miraste mi dedo”.