Esa hormiga que se mueve pegada al zócalo acaba de cambiar su lugar con el picaporte. Sigue pareciendo hormiga, sigue avanzando y deteniéndose, girando el cuerpo hacia aquí y hacia allá, sigue teniendo seis patas, sigue siendo un poco roja y un poco negra, sólo se la distingue porque se mueve, nada en su aspecto o su comportamiento hace sospechar el cambio. Pero ya no es más hormiga, ahora hay algo en ella que no tiene nada que ver con las hormigas, porque, muy lejos de ser hormiga, es picaporte.