[6/1/2003]
Estoy bajando en un ascensor, parado en las puntas de los pies y apoyándome precariamente en una pared para evitar un charco de pis que hay en el piso. Voy con Jorge Varlotta y con una chica rellenita, vestida de verde, que dice llamarse Moisés pero no se cambia el nombre porque es artista. El lugar, una especie de hotel donde se aloja alguien que ahora quedó fuera de cuadro y ya no sé quién es. Llegamos a una planta baja de shopping. Quiero tomar una cerveza pero nadie me querrá acompañar. Y entonces… Ah, no, era un sueño.