Categoría: Diario

Entender

[24/3/2002]

Todavía me pasa que oigo una canción de los Beatles después de mucho tiempo (mucho: décadas), y alguna frase que nunca entendí se me hace transparente. A veces la frase es inspirada, a veces es trivial. Pero no importa. El resultado es siempre una sensación de insight, de descubrimiento, como si un velo se corriera.

Hace un par de días me pasó con “What goes on“, la canción que canta Ringo en Rubber Soul. En un momento Ringo dice: “It’s so easy for a girl like you to lie.” Así de simple, y yo no lo sabía. (Ahora, con Internet, es muy fácil tener todas las letras de todas las canciones que nunca entendí. Lo prueba el link de este mismo párrafo. Pero no es usual que las busque. Son demasiadas canciones. Y leer la letra en alguna página no tiene el mismo efecto que oírla por primera vez.)

Cuando esto pasa, la canción se me convierte en un Ohrwurm, un “gusano de oído”. Se me queda en un surco del cerebro y no la puedo sacar. “It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why. It’s so easy for a girl like you to lie. Tell me why.”

Al infinito, y más allá.

[24/3/2012]

Y me sigue pasando. No solo con los Beatles. O ya no tanto con los Beatles, pero sí con los Rolling Stones, por ejemplo.

Cuando puse Ohrwurm, en alemán, supongo que todavía no había visto la palabra en inglés, earworm, que ahora me encuentro con cierta frecuencia. La Wikipedia en inglés menciona la palabra en alemán. Y la Wikipedia en alemán también menciona la versión inglesa. Ninguno de los dos artículos aclara el origen, pero por el estilo de las respectivas menciones parecería que la palabra en alemán es anterior. (Mi hijo Gabriel me tradujo parte del Artikel.)

Nuevo link para la letra de “What goes on”: video animado en YouTube. El video eventualmente va a desaparecer, así que en vez de incluirlo voy al grano una captura de pantalla del momento en que Ringo dice “It’s so easy..” etc.

Siempre hacia abajo

[22/3/2002]

—La luna es una de las cosas naturales que podemos ver desde la ciudad  —dice la cantante, de pie tras el teclado, en la esquina de Florida y Diagonal Norte, frente a la puerta del BankBoston—. Miramos hacia arriba y ahí está, recordándonos que tenemos sangre en la venas —alza el brazo izquierdo, recorre el antebrazo con la mano derecha—, y no luz dicroica.

La puerta del banco está cerrada. Delante del grupo de rock hay una mesita donde la gente firma planillas, junto a la tapa de Clarín de hoy (“El Gobierno busca reforzar el corralito”). Alguien me da un volante: no es de los músicos, sino de “Nosotros, ahorristas y ciudadanos de esta nación”. Cuando el grupo empieza una zamba eléctrica, otro hombre levanta el megáfono: “Estamos juntando firmas contra la confiscación de nuestros ahorros…”

A unos metros, por Florida, diez policías en fila india miran con desconfianza. Por Diagonal Norte va una manifestación: estoy en la cola de ese cometa, mirando la espalda de una especie de muñeco inflado que no sé qué es; desde acá parece el fantasma de Ghostbusters.

—A los que salieron a almorzar, buen provecho —dijo la cantante hace un minuto.

Hasta hoy no había visto las chapas que cierran los bancos, abolladas por golpes de cacerola y martillo. A través de las puertitas que quedan abiertas se ve algo que pasa por civilización, y que ahora espiamos desde afuera, desde las cavernas. Y en medio de esos rincones de luz dicroica las letras rojas sobre fondo negro: VENTA 2,70 – COMPRA 2,55.

Es la una de la tarde. Hace calor, sobre todo del lado abierto del megáfono, que refleja la luz distorsionada por los flecos de nube que hay entre el sol y nosotros. Dos cuadras más temprano, por Perón-Cangallo, me subí a la vereda para dejar pasar un viejo Falcon verde con dos policías adentro. No es la máquina del tiempo, y no lo estoy inventando.

La zamba eléctrica se hunde, derrotada, en las escaleras del subte. Siempre hacia abajo.

[22/3/2012]

Este fue mi primer intento “literario” de contar lo que pasaba durante aquellos meses de 2002. Digo “literario” porque se diferencia de los posts sobre el dólar y temas afines con que había empezado el blog. Después vinieron otros como este.

El título se lo puse ahora. En aquel entonces, mis posts no tenían título. En general vengo usando el comienzo de cada post, o algo descriptivo. Esta vez me tentó esa frase final.

Todavía me acuerdo de la noche en que dormí bien

[12/3/2002]

Todavía me acuerdo de la noche en que dormí bien.

Fue hace diez o doce años. Vivía en Julián Álvarez, frente a la comisaría 21. Sonó el despertador, y mientras estiraba el brazo para apagarlo el descubrimiento me recorrió de los pies a la cabeza. Intenso hasta el punto en que lo dije en voz alta:

—Qué bien dormí.

Estaba acostado sobre el lado derecho, de espaldas a la ventana, con el cuerpo curvado en una S armónica. Volví a acomodar el brazo izquierdo donde lo tenía antes de apagar el despertador, y al principio me quedé quieto, observándome por adentro. El cuello, la parte trasera del cuello, se había acomodado en un ángulo perfecto entre los hombros. La espalda casi no intervenía: estaba libre de dolores. Las piernas, muslo sobre muslo, rodilla sobre rodilla, pie sobre pie, flotaban en un agua imaginaria, tibia como una frazada en las madrugadas de otoño.

Entonces giré para ponerme boca arriba, estiré los brazos hacia la pared y las piernas hacia la otra pared, bostecé con ruido.

Me levanté animado, bien despierto, con ganas de vivir el día. No entendía por qué había dormido tan bien, pero seguro que era una combinación de relajar los músculos y limpiar la cabeza, y una actitud. Sobre todo una actitud: la de enfrentar la noche sabiendo que podía dormir bien, que me estaba permitido, que nadie me iba a quitar ese derecho que acababa de adquirir.

Era una buena perspectiva. Sin duda, a partir de entonces iba a dormir bien todas las noches.

[12/3/2012]

En 2006 armé un PDF de 79 páginas A4 con una selección de textos: “Estos escritos, publicados primero en mi weblog La mágica Web, son resultado del primer año de ese experimento. Uno de los resultados. Hablan de la crisis y a la vez la evitan. Describen mi vida cotidiana pero tratan de esconderla. No hay nada de ficción aquí, pero mucho de lo que se cuenta está tratado como si lo fuera.”

Este texto fue el primero de esa serie. Fue un disparador, un aprendizaje concentrado, surgido de una revolución interna (que no voy a tratar de describir) que llevó un mes de blog para llegar hasta acá. El título de la recopilación es Todavía me acuerdo de la noche en que dormí bien.

(El link de arriba lleva al PDF en archive.org. También sigue sigue disponible en la Mágica Web. Licencia Creative Commons by nc sa.)

Estoy sin Velocom

[9/3/2002]

Estoy sin Velocom, mi proveedor de Internet. Se descompuso el módem inalámbrico que está en la terraza del edificio. Parece que hasta el miércoles no viene el servicio técnico. En fin. Seguiré usando una opción por teléfono.

[9/3/2012]

Sí: banda ancha en el año 2002. ¡Sorprendentes, espeluznantes 128 Kbps! Sin sarcasmos, era una maravilla. Sobre todo por el detalle casi inconcebible de estar conectado continuamente. En esa época uno no pretendía ver videos en la Web en tiempo real. Ni siquiera montones de imágenes muy grandes.

Velocom sigue existiendo, en el mismo lugar.

Hoy, 4 de marzo

[4/3/2002]

Hoy, 4 de marzo, mi hijo empieza la escuela primaria.

Ayer, 3 de marzo, hizo un año que nos mudamos al barrio de Belgrano.

Anteayer, 2 de marzo… No, nada. Fue el cumpleaños de Gorbachov y Tom Wolfe. Llegó otro aniversario del establecimiento por parte de Kennedy del embargo contra Cuba. Y también del nombramiento de Mandela como presidente del Congreso Nacional Africano. Festejaron los 441 años de la ciudad de Mendoza. Pavadas…

[4/3/2012]

Hoy, 4 de marzo, mi hijo está a dos años de terminar el colegio secundario.

Ayer, 3 de marzo, hizo once años que vivimos en Belgrano.

Anteayer, o no sé cuándo, los dos links dejaron de funcionar. Los dominios de todas las escuelas dejaron de terminar en “esc.edu.ar”: se eliminó el “esc”. Está bien, porque era un sistema demasiado complicado. Pero con esa sencilla ceremonia todos los links preexistentes se rompieron. Nuevo link.

También: el barrio en la Wikipedia.

La realidad y su turno de las 14

[19/2/2002]

La realidad y su turno de las 14. El Gobierno amenaza con reprimir los ataques a bancos. Largas colas frente a la Embajada de EE.UU. para tramitar la visa. Eduardo Menem dijo que no se arrepiente de haber golpeado al pasajero que lo insultó. Desocupados cortan la ruta provincial 36 en Florencio Varela. El dólar, a $ 2,15 en el modo vendedor. Duhalde pide a la gente que tenga paciencia. Aumentan las naftas. Ya son más de 16.000 los amparos contra el corralito en Capital. La furia de los ahorristas en la City es cada vez más violenta. (Títulos en Clarín, La Nación y Yahoo! Argentina.) Ahora volvemos a nuestra programación.

{19/2/2012]

Los links siguen igual. El país, por suerte, no.

Hoy es el Día Nacional del Dólar

[11/2/2002]

Hoy es el Día Nacional del Dólar. En el futuro será conmemorado, cada once de febrero, por inmensos desfiles de reservistas ante las casas de cambio. (“Reservistas” viene de “reservas”; en dólares, por supuesto.) Hoy, los que podemos preocuparnos por ese tipo de cosas lo estamos haciendo. Se libera el tipo de cambio (lo digo con reservas, todavía abusando de la palabra), para lograr algo que nadie termina de explicar, y evitar algo que nadie termina de describir. Cuando encuentre un link permanente a un sitio donde aparezca la cotización, lo voy a poner aquí. Por ahora, miro las home pages de Clarín y La Nación, que tienen cuadros en la columna derecha, como el de la temperatura, para indicar este nuevo Valor en Jefe de nuestra vida.

[11/2/2012]

Eran los días de la devaluación tras muchos años de convertibilidad. Se acababa el feriado cambiario de una semana. No tomé capturas de pantalla, así que no tengo el aspecto de los diarios de ese día. Clarín intenta mostrarlo, sin mucho éxito, pero al menos podemos ver de qué se trataba: “Con restricciones, debuta el dólar libre. En la Capital Federal y el GBA los bancos no venderán dólares. Y habrá que presentar el documento para poder comprar en las casas de cambio. Además, el Banco Central intervendrá para evitar que la divisa se dispare. La última vez que hubo tipo de cambio flotante fue en 1990, antes del plan Bonex.” Mirando el diario del día siguiente, resulta que el dólar llegó a $2,10.

La Nación no trata de mostrar su aspecto de ese día. Es difícil enterarse de algo mirando el archivo. Salvo que al día siguiente el viceministro de economía se declara conforme con lo ocurrido, y el presidente en funciones aspira a que el dólar baje a $1,40 o $1,70. Algo así.

Encontré en la Wayback Machine de Internet Archive la página inicial de LA NACION LINE (sic) del 14 de febrero, tres días después. (No consigo acceder a capturas de Clarín.) Era así:

Qué raro que la Mágica Web haya empezado con esto. En adelante casi no volví a ocuparme de temas politicos ni económicos. Está claro que no tenía idea de qué hacer con mi blog flamante.