Categoría: Diario

A-BEKKER

[6/6/2002]

A-BEKKER, BEL-COZVIJAR, CR-EZZELIN, F-IZZO, etcétera: las palabras del lomo en los distintos tomos de un diccionario que tengo frente a mí y no uso desde hace años. El mundo es algo desconocido, incomprensible, ajeno.

[6/6/2012]

Sigo teniendo ese Espasa-Calpe, el viejísimo Diccionario Enciclopédico Abreviado. Pero ahora también tengo (recuperado de la infancia) el Diccionario Enciclopédico Quillet, que de alguna forma tiene un estilo más narrativo: A-Azzano, B-Compraventa, Comprender-Estucuru, Estuche-Historia, Historiado-Mamifero, Mamila-Patelar, Patelidos-Scheele, Scheer-Zywiec. El uso de mayúsculas/minúsculas es raro, porque se supone que las palabras no enciclopédicas empiezan en minúscula (así es adentro del diccionario). Pero lo más raro es que recién ahora, y hace casi medio siglo que conozco el Quillet, me doy cuenta de que dos palabras que llevan tilde no lo tienen.

Cerca

[6/6/2002]

El cielo brilla tanto que por un momento parece estar más cerca que los edificios en sombras.

Protestón

[6/6/2002]

Hoy (es decir ayer miércoles) tomó el control mi yo protestón. No está mal de vez en cuando. Me imagino que pronto volveré a la programación habitual.

Ya no es el clima

[5/6/2002]

Movimientos repetidos, dedos que saben dónde van, tacto aburrido. Ojos que conocen lo que ven, formas cansadas, contraluz de mediodía en la ventana. Pulmones: abrirse. Pulmones: cerrarse. Oídos en la música árabe-andaluza que achica el mundo desde los parlantes. Pausa. Pausa. Pausa. El dedo meñique gasta la tecla mayúsculas izquierda hasta hacerla irreconocible. La factura del teléfono se encima al Mickey Mouse risueño bajo el Microsoft Mouse serio. Sobres y papeles, libros y CDs, la luz del monitor que ya me ha teñido la piel de la cara hasta hacerla azulada. Y no es el clima, ahora que salió el sol, ya no es el clima.

Otro lunes

[3/6/2002]

Al final, con la niebla, nada. Se fue hacia el mediodía, y nos dejó otro día nublado, gris, enfermo, otro lunes de esos que no dejan nada que decir, excepto tal vez algo sobre la humedad.

Paraíso

[3/6/2002]

Las once y media de la mañana, y la niebla está igual, o peor. Creo que nos elevamos a través de las nubes hacia algún tipo de paraíso supernumerario, reservado para quienes han perdido los otros paraísos posibles.

[3/6/2012]

Me impresiona un poco la palabra “supernumerario”. No creo haberla usado antes de este post, ni después. A veces uso palabras especiales para lograr un efecto, que tiende a ser sarcástico. ¿Pero “supernumerario”?

El grado de irrealidad

[3/6/2002]

Ya son las diez de la mañana y todavía hay una niebla espesa, aunque no tanto como a la madrugada, con las primeras luces. A las siete y media casi no se veía más allá de la ventana.

Cuando el aire está así no me extraña que haya tantas leyendas. Salgo de caza con otros hombres y debemos gritar para saber que aún estamos sobre la tierra. Ese crujido en medio del bosque, esos filamentos, esa distorsión allá en el borde de la realidad: un hada. Claro. Y un unicornio, porque ¿es o no es un cuerno lo que está en la frente de aquel caballo que escapa, que tal vez no sea un caballo después de todo porque ruido de cascos no hay en la nieve blanca?

(Qué europeo es mi cerebro con esto de las leyendas. Son las que conozco, las que aprendí de chico. Hadas y unicornios. Espectros. Nieve en el suelo y las botas que se llenan de insectos blancos. La verdad es que sólo vi nieve de adolescente, en algún viaje de vacaciones. Y nieve urbana, en una ciudad, a los treinta y seis años, cuando fui a Montreal. Una experiencia, aprender a no resbalar en el hielo de las veredas.)

Pero esta niebla de ahora es algo raro. No hace frío realmente, dieciséis grados según los diarios de la Web, tan cerca del invierno. Un perro le ladra a la nada. Un colectivo hace ruido de raspado en la avenida Crámer. El mundo termina a menos de cien metros. Entre tantas cosas familiares, el grado de irrealidad sigue en aumento sin que importe lo que hagamos.

Papeles recortados

[2/6/2002]

Volvimos a las andadas con los papeles plegados y recortados (como ya hicimos un par de semanas atrás). Me refiero a mi familia y yo. La novedad, esta vez, consiste en que uno haga un plegado raro, original, sin que nadie mire, y le dé el resultado a otro para que lo recorte. Así que se trata de obras en colaboración. Los dos ejemplos que siguen son plegados de Gabriel; el primero fue recortado por Susanne; yo recorté el segundo.

[2/6/2012]

Los pliegues y recortes anteriores aquí en MW+X: primera parte, segunda parte.

Rascarse

[30/5/2002]

Rascarse la frente con preocupación, buscando la idea que salve.

Rascarse la oreja, o la nariz, con distintos grados de perplejidad, sorpresa, como si en los huecos fuera a aparecer una explicación.

Rascarse con los dedos agrupados, formando un pico, generalmente con las uñas largas y pintadas, en movimientos nerviosos de ida y vuelta, ida y vuelta, ida y vuelta.

Rascarse justo al lado de donde pica, porque donde pica está prohibido, tratando de engañar a las terminaciones nerviosas.

Rascarse arqueológicamente, con el dedo índice, hurgando hasta el hueso, deteniéndose para limpiar la uña y volviendo a empezar un poco más profundo.

Rascarse con saña, a cuatro uñas, los dedos un poco separados y doblados en forma de rastrillo, para provocar el mayor daño en el menor tiempo posible.

Rascar, a secas, es decir besarse, acariciarse, amarse con la superficie del cuerpo.

Rascarse dormido, ahí donde duele y se lastima, donde al despertarse hay una mancha de sangre y dolor.

Rascarse porque sí, a ver qué pasa, por aburrimiento, mirando los cambios de color como quien ve la tele.

Rascarse regiones privadas, en público, mirando hacia otro lado, disimulando el movimiento como otra cosa.

Rascarse regiones privadas, en privado, con alivio, sonrisa hacia un solo lado, entrecerrando los ojos.

Rascarse el sobaco con el brazo del mismo lado, mientras se bosteza, despertando la piel para otro día.

Fuera de casa

[25/5/2002]

Esta noche, por primera vez, mi hijo duerme fuera de casa. Se queda en lo de un amiguito de la escuela. Sí, lo extraño.