[9/2/2003]
“Mala suerte” es otra forma de nombrar el aumento de la entropía.
[9/2/2003]
“Mala suerte” es otra forma de nombrar el aumento de la entropía.
[2/2/2003]
Parecíamos gente pero éramos todos muñecos pintados, y llenábamos el planeta.
[1/2/2003]
Febrero, orfebre febril.
[30/1/2003]
Estaba por anotar acá un mal chiste del que me reí solo durante un rato, pero pensé que la escena era irrepetible, que nadie más se iba a reír solo durante un rato de ese mismo mal chiste, y entonces no valía la pena.
[27/1/2003]
Sobre esa enorme pared blanca, un acondicionador de aire que asoma en soledad actúa como un perfecto reloj de sol.
[25/1/2003]
La frase que escribí acá abajo, esa de “La suma…”, no tiene ningún sentido. Me desautorizo y me desmiento a mi mismo.
(O tal vez me gustaría desautorizarme y desmentirme. Por algo no borré la frase.)
[25/1/2003]
La suma de todas las anomalías posibles da el universo que tenemos.
[22/1/2003]
Sigo esperando. Los planes cambian sin que yo haga nada al respecto. La puerta está cada día más lejos. Viviendo en la superficie, las respuestas que uno tiene para cuestiones vitales parecen sacadas de un test de revista femenina.
[21/1/2003]
Hay nubes en franjas allá arriba, como si indicaran el camino para cosas importantes.
[12/1/2003]
Cerró la puerta tras de sí. Allá afuera, sus pasos se apagaron en los charcos de lluvia.
Cerró la puerta con un golpe. Una vez afuera, corrió a lo largo de los charcos de lluvia.
Cerró la puerta sin piedad. Corrió por la calle, saltando de un charco de lluvia al siguiente.
Cerró la puerta sin mirar atrás. Tampoco se volvió luego, mientras corría por la calle mojada.
Cerró la puerta como si eso bastase para huir. Luego corrió bajo la lluvia.
Cerró la puerta, le pareció insuficiente y agregó dos vueltas de llave. Luego tiró la llave a un charco de agua y se fue caminando en dirección contraria.
Cerró la puerta como todos los días pero era la última vez. Sin mirar atrás, se alejó lentamente tratando de evitar los charcos de agua.
Cerro la puerta otra vez, como siempre. Salió a la lluvia, a caminar por los charcos del día.
Cerró la puerta, luego cerró la verja, luego cerró su mente a los recuerdos. A paso cerrado avanzó bajo la lluvia.
Cerró la puerta con suavidad, se arrepintió y la abrió para volver a cerrarla de un golpe. LLovía, pero después de pisar algunos charcos dejó de importarle.
Cerró la puerta luego de echar un último vistazo al interior. Como las gotas de lluvia que le cayeron en la cara, sólo pasaría por allí esa única vez.
Cerró y se fue. Llovía.
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