Guardo muchos libros de mi infancia. A los ocho, nueve, diez años leía ladrillos como este de Verne. La edición es de 1954. No figura el nombre del traductor, ni tampoco el del ilustrador de la tapa.
Categoría: Larga vida
Mi segunda guitarra. La compré a principios de los setenta. Lo que no sé es cuántos años lleva rota esa quinta cuerda: no uso esta guitarra desde hace casi cuarenta años. Eso sí, Antigua Casa Núñez sigue en el mismo lugar, y sigue fabricando guitarras.
En la foto de abajo, de 1977, la misma guitarra me acompaña en un recital con Cecilia Gauna.
Viene de mi adolescencia. Automático era porque se daba cuerda solo, con el movimiento de la muñeca. Con toda exactitud, atrasaba un minuto por día. Lo dejé de usar en algún momento de los ochenta, cuando tuve mi primer reloj con batería. Ahora hace añares que no uso reloj pulsera.
Cuando iba al centro, mi padre era bancario. En casa no: era jardinero, carpintero, albañil; hacía cosas, las arreglaba, las reformaba. Medio siglo después me tocó heredar sus herramientas. Esa pinza de ahí, por ejemplo: para mí, ya existía cuando se formaron los planetas.
Mi querida Lexikon 80. Mi padre me la compró, ya usada pero puesta a nuevo, cuando yo tenía catorce o quince años. Fue mi segunda máquina de escribir; la primera, una Lettera 22 que también conservo. Usé la Lexikon 80 durante unos veinte años, hasta que pude pasarme al procesador de texto.