Categoría: Vida social

Hablar de ciencia ficción

El lunes 3 de septiembre estuve en La Nube, con Mario Méndez, hablando de ciencia ficción.

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Junto a Mario Méndez en La Nube. Las fotos son del blog del Programa Bibliotecas Para Armar

Mario viene haciendo, semana a semana, entrevistas con escritores de libros para chicos, como parte del Programa Bibliotecas Para Armar (de la Dirección General de Promoción Cultural del Gobierno de la Ciudad). Y también, desde agosto, un “Laboratorio de análisis y producción de Literatura infantil y juvenil”: un curso y taller en el que cada mes tratan un tema diferente, para terminar invitando a un escritor para conversar al respecto. Durante agosto el tema fue la ciencia ficción, y así fue que Mario me invitó a cerrar esa parte del curso.

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El blog del Programa Bibliotecas Para Armar acaba de publicar la transcripción de la primera parte de esa charla, acompañada de las fotos que reproduzco acá. Es un montón de texto, y todavía falta la segunda parte (que seguramente publicarán la semana que viene). No entiendo cómo pude hablar tanto.

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Hubo unas treinta personas, que tuvieron la paciencia de escucharme dar vueltas sobre la ciencia ficción en Argentina, en especial el papel que tuvo Francisco Porrúa con su editorial Minotauro. Llevé una pila de libros para mostrar, no solo de Minotauro.

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Estoy agradecido a Mario por esa oportunidad. Lo volvería a hacer encantado.

Ciencia ficción en La Nube

La Nube, 3 de septiembre

El lunes 3 de septiembre me toca ir a La Nube a conversar con Mario Méndez sobre cosas que me gustan.

Títeres en Dos Meninas

Inés Piñero es la creadora de esta hermosa colección de títeres. Junto con la hermosa colección de personas de la foto siguiente, formaron parte el martes pasado del taller (de escritura, para ilustradores) que doy en Dos Meninas.

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Inés hizo un títere para cada persona del taller, y a cada títere le dio características de su destinataria. El mío, abajo al centro, tiene cejas gruesas, muchas canas, y lleva mochila; la mochila tiene cierre, y adentro hay tres librines.

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Cada uno con su títere. Arriba: Jimena Tello, yo, Gabriela Szejer, Daniela López Casenave y Adriana Keselman. Abajo: Diego Alterleib, Gabriela Benítez, María José de Tellería y Silvina Heianna (Silvi Hei). Inés tomó esta foto y la de arriba, y por eso no aparece. ¡Tampoco hizo un títere para ella!

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Algunos de los títeres en más detalle. Foto de Silvina Heianna (Silvi Hei).

¡Gracias, Inés, por los regalos! Una consigna del taller, a cumplir antes de la última clase, es que cada uno haga algo para regalarles a los demás. El resultado viene siendo genial; la vara, cada día más alta.

Taller de escritura para ilustradores

Febrero de 2018 (digo, para no crear confusión en el futuro; ¿no es cierto que pasa todo el tiempo, cuando uno anda por la web, eso de preguntarse si será ahora lo que se anuncia o si fue, tal vez, el siglo pasado?). Informes e inscripción: tallerdosmeninas@gmail.com.

El que se encuentra con psicólogos no necesariamente sale psicoanalizado

El jueves 15 de junio fui a charlar sobre libros y escritura con los integrantes de Encuentro Clínico, un grupo de psicólogos (¿debería decir psicoanalistas?). Me invitó Florencia Gattari, colega de primera línea en esto de escribir libros para chicos.

En plena sesión. A mi lado, Florencia
Fue un encuentro feliz, una oportunidad como pocas de hablar con adultos sobre mis libros para chicos. Habían leído Vania y los planetas y La Ciudad de las Nubes, además de algo de mi poesía. Hicieron preguntas incisivas, que traté de contestar (alguna me dejó trastabillando; creo que todavía debo la respuesta). Asomó fuertemente mi inclinación a jugar, también con la escritura.

Casi un paso de danza. Después, Florencia se iba a bailar tango

Días antes, Florencia posteó en Facebook dos invitaciones al encuentro, acompañadas con citas astutamente elegidas:

“Da un paso dentro del cuarto, y la mitad del aire desaparece. Levanta la cabeza: llega casi hasta el techo. Apoya las manos en la cintura. El filo de su mirada se aparta de mí y traza un surco a lo ancho del escritorio de Vania, hasta perforar el dibujo. Los cocodrilos deben tenerle miedo al padre de Vania”. De Vania y los planetas.

“Estoy buscando a un marinero en particular, el del mechón rubio, ojo izquierdo Motorola, brazo desmontable. Llevo el detector encendido, aunque me esté comiendo la batería. Pero sería imposible confundir a Geng, incluso en la marea de gente que hace crujir el muelle. Lo veo acercarse con la sonrisa plantada bajo esa nariz roja que nadie se atreve a llamar payasesca. Al mismo tiempo el detector me llena el campo visual de manchas verdes. Lo apago.
“Geng se detiene frente a mí y me hace una reverencia exagerada. Pero cualquier reverencia es exagerada.” De “Realidad”, un cuento de La ciudad de las nubes.

Hoy (día siguiente), Florencia posteó en Facebook las dos fotos que se ven acá (no sé quién del grupo las tomó), acompañadas con esta descripción:

“Pasamos una mañana hermosa en Enlace Clínico. De charlar, reírnos, estar fuera de foco… Alguien comentó después que es una alegría escuchar a gente que se anima a jugar. Suscribo. Gracias, Eduardo, por tu escritura, por la visita y por la calidez de tus respuestas”.

Compartí su post, también en Facebook, agregando:

“Ayer fui a charlar con una banda de psicólogos, sobre escribir libros. Ahora sé que nada me amedrenta. ¡Gracias, Florencia Gattari, por la invitación! La verdad es que fue un grupo bárbaro, y lo pasé muy bien”.

Así todo da gusto.

En la Feria del Libro de Buenos Aires

Momentos en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2017.

Encuentro en el stand de Edelvives. De izquierda a derecha: Didi Grau, Jimena Tello, Franco Vaccarini (¡gracias por la foto!), Natalia Méndez, Elba Rodríguez y yo.
Entrega del Premio Sigmar, del que fui jurado. De izquierda a derecha: Verónica Chwat (directora de Sigmar), Fabiana Fondevila (segundo premio, por Ana despierta), Horacio Convertini (jurado), Martín Sancia (primer premio, por Todas las sombras son mías), Alicia Salvi (jurado) y yo. Falta Silvia Portorrico, editora de Sigmar. (Foto de la editorial.)
Entrega de los Destacados de Alija. Acá agradezco el destacado a Justo cuando en la categoría Libro Ilustrado. A la derecha, fuera de la foto, estaba Cecilia Afonso Esteves. (Foto de Diego Moscato.)
Entrega de los Destacados de Alija. Judith Wilhelm (centro) agradece el destacado a El regalo de los Reyes Magos en la categoría Labor Editorial. Al lado, María Wernicke (que ilustró el libro); yo traduje el texto de O. Henry. (Foto de Diego Moscato.)

 

Firmando un ejemplar de Justo cuando en el stand de Comunicarte. (Foto de la editorial.)

Entrega de premios del Fondo Nacional de las Artes

Diploma en mano, con Carolina Biquard, presidente del Fondo Nacional de las Artes, y Alberto Manguel, director del área de letras del FNA (y de la Biblioteca Nacional)
El miércoles 31 de mayo, el Fondo Nacional de las Artes entregó los diplomas del Concurso de Letras 2016, en las categorías novela, cuento, ensayo y poesía. Me tocó el segundo premio de novela, con una novela inédita, Juicio a las diez. El primer premio le correspondió a Leila Sucari, con Adentro tampoco hay luz. El jurado de la categoría: Romina Doval, Fernando Sánchez Sorondo y Guillermo Martínez. La lista completa de categorías y ganadores está en la página del FNA.

Muy bonito el diploma:

El FNA tuvo la buena idea de imprimir un cuadernillo con el comienzo de los doce textos que recibieron premios y los cuatro que recibieron menciones, más páginas de presentación por Carolina Biquard Alberto Manguel y datos biográficos de los autores.

Estoy contento y agradecido. La gente del Fondo es amorosa y trata muy bien a los premiados; gracias especiales a Tamara Florin, Josefina Licitra y Luciana Olmedo-Wehitt.
La foto grupal de los premiados, al final de la entrega de diplomas. Esta foto y la primera están tomadas de la página del FNA en Facebook; no tienen crédito de autor

En las Jornadas de LIJ de Comodoro Rivadavia

El 30 de septiembre y el 1° de octubre se hicieron las Jornadas Regionales de Literatura Infantil y Juvenil en Comodoro Rivadavia, donde me tocó la apertura (hablando sobre el encuentro, y también choque, entre literatura y tecnología). Las organizaron Patricia Dominguez y Susana González, desde la Cátedra Libre de LIJ de la Universidad de la Patagonia.

Listo: ese es el enunciado seco y formal.

Ahora necesito decir que fue un viaje hermoso, que Patricia y Susana se hicieron querer desde el primer momento, que en pocos lugares me hicieron sentir tan bien como en Comodoro Rivadavia.

Compartí el viaje con Iris Rivera, un lujo que recomiendo a los amigos colegas. Allá encontré a Nelvy Bustamante y a Lilia García Bazterra, con quienes compartimos gustos, charlas y comidas.

Lo anterior ya bastaba para volver feliz. Pero el domingo, encima de todo, Patricia nos llevó a Iris y a mí a pasear por los alrededores de la ciudad. No se entiende la belleza del lugar, que las pocas fotos incluidas acá fracasan en describir. Además, en Rada Tilly (paraíso vecino a Comodoro) nos recibió María José Abeijón (Majó), secretaria de cultura del lugar, que nos mostró el centro cultural, nos invitó a almorzar y nos presentó a Carmela, que se prestó a compartir en nuestra mesa un cuento con barquito de papel incluido.

No sé. Algo debo haber hecho bien para que me pasen estas cosas.

Estoy muy agradecido. Ya se lo dije a las personas que nombré. Pero vale la pena hacerlo público.

En las fotos,momentos del fin de semana y aspectos del paisaje.

Susana González, Patricia Dominguez, Lilia García Bazterra e Iris Rivera.
Una mitad de los (debería decir “las”) participantes en las Jornadas. Un público que me hubiera traído conmigo.

La otra mitad del público, más (de derecha a izquierda) Iris, Lilia, Nelvy Bustamante, una persona que no conozco (fea mi actitud), Susana, y la decana de la Facultad de Humanidades.
A punto de empezar, Patricia Dominguez tiene el tupé de hablar bien de mí.
Comodoro Rivadavia. Atrás el cerro Chenque, aterrazado con cemento para evitar que decida mudarse sobre la ciudad.
El mar, en el camino entre el hotel y el colegio donde se hicieron las Jornadas.
El Colegio Nacional Perito Moreno, donde se hicieron las Jornadas.
Verónica de Campos da su taller “Papelpalabra”, uno de los varios que hubo el sábado a la mañana.
La vista desde el primer piso del colegio.
Rada Tilly desde el norte. Al fondo, Punta Marqués.
Rada Tilly desde el sur. Al fondo, Comodoro Rivadavia.
Mirando el sur desde Punta Marqués.
Patricia Dominguez e Iris Rivera en Punta Marqués.
Comodoro Rivadavia, con zoom, desde Punta Marqués.
Espacio intencionalmente libre para ballenas y lobos marinos.
Iris Rivera y la playa de Rada Tilly.
Iris y Patricia miran Comodoro desde las alturas.
—El mejor helado de Comodoro —dijo Patricia, sabiendo de qué hablaba. ¿Y cómo se puede llamar una heladería en esa zona? ¡”Helados del Viento!” Algunos gustos: chocolate rebelde, limón avergonzado, murra enamorada.