Etiqueta: MW+X

El monstruo bueno

[17/4/2003]

El monstruo bueno de Gabriel le desea a todo el mundo un feliz día.

Master monster

[17/4/2003]

Gabriel sigue trabajando con vistas a su futuro en la producción de dibujos animados o juegos de video. (Hacer click en la imagen para verla ampliada.)

100

[16/4/2003]

En Imaginaria llegamos al número 100.

[16/4/2013]

Ahora vamos por el número 329. No es redondo, pero sí alto. Los links siguen vigentes.

WMD

[16/4/2003]

Cuánto le faltará a ese chico que reparte tarjetas en el subte, de la misma altura que mi hijo pero seguramente un par de años mayor, el de la mirada en diagonal, el que da la mano a cada pasajero sentado tal como alguien le habrá dicho que hiciera, y a cada mujer que acepta la mano le agrega un beso en la mejilla, ese chico flaco y un poco apagado que va moviendo los labios como si mantuviera un diálogo interno, pero más que diálogo una lucha, el que al final del pasillo se detiene a pedir con voz de jardín de infantes “una ayuda para mis cuatro hermanitos que no tengo nada para darles de comer”, a ese chico, digo, cuánto le faltará para que empiece él también a fabricar armas de destrucción masiva.

[16/4/2013]

Releyendo este post diez años después, me dio la impresión de que se puede ver como reaccionario (y mirando los comentarios veo que ya entonces me pareció que se podía malinterpretar). No fue la intención, puedo decirlo porque me conozco bien aunque del post en sí me haya olvidado. Pienso que hoy no lo escribiría, pero en ese momento debió surgir de la sensación de culpa, y de percibir que, a falta de otra solución, la violencia siempre es un camino posible para las víctimas. Por otra parte, eso de las “armas de destrucción masiva” era un cliché en tiempos de invasión estadounidense a Irak, con bastante de ironía; decir “para que empiece él también” es un giro sarcástico que me conozco. Igual, no entiendo bien qué me llevó a postear esto.

Desde Angola

[15/4/2003]

El padre de un compañero de Gabriel está en Angola desde hace un mes, enviado por la empresa en la que trabaja. El domingo mandó un email. Me animo a copiar algunos fragmentos:

“Hace dos semanas que estoy yendo de Luanda (capital) a la base de Kwanda. (…) Se puede ir en helicóptero o en avión chico, ya que no hay otro medio porque las rutas estan intransitables —comentan que en varios lados hay todavía minas terrestres activas por la guerra civil que termino hace un año.”

“Acá de la guerra de Irak no se comentó mucho, o al menos yo que estoy sumergido de laburo, ni me enteré (amén que aquí estos tipos de temas de guerra y demás están bastante podridos).”

“Los de seguridad de aquí recomiendan no exponerse mucho, ni mostrar cámaras y esas cosas, porque la policía o los militares te las pueden confiscar.”

“Una ‘garrafa’ (botella de litro y medio) de agua mineral cuesta en el hotel 350 Kwanzas (U$S 5), en el ‘Super’ la mitad, mientras que el litro de nafta vale 12 Kwanzas (17 centavos de dólar).”

“Lamentablemente hay otro tipo de contaminación (que tambien te mata) y es relativa a las condiciones sanitarias. Tenés que usar agua mineral hasta para lavarte los dientes, ni hablar si te olvidás un día de tomar la pastillita contra la malaria (en un país vecino a Angola -creo que es Chad- se murieron dos contratistas por no tomar la medicación). Te hacen tests aleatorios para controlar que estés al día y si te encuentran que no te cuidaste te echan.”

Gabriel sigue dibujando

[15/4/2003]

Las patentes del día

[15/4/2003]

Las patentes del día: WAR, TKG.

Grabaciones

[11/4/2003]

Estaciona el Renault 6 frente al estudio de grabación de Villa Adelina, abre la puerta trasera y saca una guitarra, un charango, un xilofón, un metalofón, una flauta dulce contralto, una flauta dulce soprano, una flauta dulce sopranino, un pandero, un derbake, una aceitera de metal, un triángulo, unas castañuelas, una botella vacía, una carpeta con anotaciones, una pandereta, unas maracas, un bombo, un metrónomo, una cortina hecha con trozos de caña. Veinte años después soy yo y escribo esto.

[11/4/2013]

Treinta años después sigo siendo yo. Creo.

En el medio subí a la Mágica Web, y luego a Archive.org, toda la música que grabé en ese estudio, con Lito Vitale como técnico. Fueron dos cassettes, en aquellas épocas cuando Internet y los mp3 quedaban todavía muy lejos. Acá los links para escucharlos. (En la Mágica Web hay muchos más datos, tema por tema.)

Juegos imposibles (1983) en la Mágica Weben Archive.org
Otros lugares (1984) – en la Mágica Weben Archive.org

Las bases del concurso

[10/4/2003]

Vino una mujer que quería las bases del concurso. Entró a la oficina, se paró frente a la recepcionista y dijo:

—Vengo a buscar las bases del concurso.

La recepcionista le puso cara de haber estado mirando una planilla de Excel. Es una chica que no puede mirar una planilla de Excel y pensar al mismo tiempo. Dice que se marea.

—¿Qué cosa? —preguntó.

—Según la propaganda no hay obligación de compra — dijo la mujer—, así que ustedes me tienen que dar las bases para que yo participe sin comprar.

—Un momento, por favor —respondió la recepcionista. Se acomodó el headset para que el micrófono le quedara junto a la boca, apretó un botón en un aparato medio oculto junto al monitor y agregó, como hablando al aire pero en realidad dirigiéndose a su supervisor inmediato: — engo una señora que viene a buscar las bases. —Silencio—. Del concurso. —Más silencio—. Bueno.

Ahora la recepcionista se volvió hacia la mujer, que todavía estaba de pie al otro lado del escritorio.

—Siéntese, por favor —le dijo, señalando unos sillones que había en el rincón—. Están averiguando.

La mujer eligió el sillón del medio. Acomodó la espalda, acomodó las piernas, alisó una bolsa de plástico que traía y la puso en el sillón vecino, como si la bolsa también tuviera categoría de persona. Junto a la pared había un cenicero, y más arriba un cartel que pedía no fumar. La mujer, que no era fumadora pero disfrutaba de participar en concursos, cruzó los brazos.

Al otro lado de cables y aparatos, el supervisor de la recepcionista llamó a un chico de marketing, que a su vez llamó a su supervisor, quien llamó a la secretaria del gerente. La cadena de llamados avanzó como la cuerda de una horca en torno a la mujer de la bolsa de plástico, sin que ella lo supiera.

Pasaron los minutos. La recepcionista cerró una planilla de Excel y abrió otra, volvió a dejar de pensar, atendió una llamada telefónica, la pasó a alguien que seguramente estaría mirando otra planilla de Excel. Después se encendió la luz roja.

La luz roja estaba junto a un cajón del escritorio, invisible para cualquier otra persona que estuviera en la recepción. La chica todavía recordaba los ejercicios que había hecho en el curso de formación, el mes anterior, donde la luz roja había sido el elemento principal. Así que se quitó el headset, se puso de pie sin dar muestras de pánico, sonrió a la mujer y le dijo:

—Ahora vuelvo.

Tras lo cual salió por una puerta interior, que cerró detrás de sí. Un mecanismo automático trabó esa puerta y también la que llevaba al exterior. Otro mecanismo movió una plancha protectora por el interior de cada pared, por abajo del piso, por encima del techo. Con un chasquido que la mujer oyó pero atribuyó a algún ascensor distante, la habitación quedó aislada del resto del mundo.

Entonces, por el conducto de ventilación, empezó a salir el gas.

[10/4/2013]

A fines de 2004 Aique me pidió autorización para reproducir este cuento en “un material de lengua para alumnos de tercer ciclo de EGB”. La pena es que, igual que casi todos los manuales en los que salieron cuentos míos, no lo tengo.

Asomo

[9/4/2003]

Ahora no vendría mal que apareciera el primer asomo de un cuento breve, una imagen, una asociación curiosa, una palabra fuera de lugar, algo que me permitiese empezar a hilvanar cosas hasta tener unos párrafos que fueran a alguna parte. Pero no.