[13/3/2002]
“Google’s near-magical ordering of the Internet is built around the notion that computers are good at doing repetitive, uncreative things — fetishistically counting things, for example — and rotten at understanding why they’re being asked to do these boring tasks. By contrast, human beings are great at understanding why they’re doing something, but they’re woefully deficient in the do-the-same-thing-perfectly-and-forever department.” (Artículo de Cory Doctorow, descubierto vía Dan Gillmor.)
El artículo sigue siendo valioso, y lo que dice arriba (entre otras cosas) sigue siendo cierto. Pero hay algo en lo que resulta irremediablemente viejo: el entusiasmo por Google. En 2002, Cory era fan de Google como lo éramos todos, y además lo decía y lo razonaba, y demostraba por qué merecía Google que fuéramos sus fans.
En estos diez años, Google mejoró como buscador, y agregó otros servicios excelentes (YouTube, Reader, Blogger que ya estaba pero mejoró, Docs). Y también se convirtió en una corporación gigantesca, que merece al menos cierta sospecha. Cory Doctorow no escribiría hoy ese artículo.
Dan Gillmor viene diciendo en Google+ que cerró su cuenta en Facebook, dejó la “church of Apple”, y desconfía de Google, pero menos que de Apple y Facebook. (No encuentro el link a esos comentarios, pero igual están dentro de Google+, otro lugar cerrado de los que vienen floreciendo. Como ya anoté por aquí, Dan Gillmor no anda más por aquellos viejos links. Ahora está en Google+, y en DanGillmor.com.)
Personalmente, dejé de ser fan de Google el año pasado, cuando destruyó las funciones para compartir cosas de Google Reader, y le endilgó un diseño corporativamente correcto y pésimo en cuanto a usabilidad.
Por supuesto, los links a Google+ y Google Reader solo sirven para algo si uno tiene cuenta en Google.