[4/4/2002]
Hace unos días mi hijo de seis años me regaló esta moneda. Desde entonces la llevo en el bolsillo.
A él se la dieron mis viejos. Veinticinco pesos de 1966.
Ese año cumplí los doce. Mientras el frío empañaba las ventanas, mi madre hacía alfajores de maicena para festejar. También terminé la escuela primaria. Era el abanderado y solía desmayarme en los actos, sobre todo la vez que fue Borges a mi escuela, a dar una conferencia interminable sobre no sé qué. Al final de las clases desfilamos por el centro de Ramos Mejía (el link lleva al libro de mi padre sobre la historia de la ciudad).
Onganía empezó su dictadura. Ariel Delgado nos daba las noticias desde Radio Colonia, a bajo volumen.
Los Beatles grabaron Rubber Soul y Revolver. Estábamos acostumbrados a que cada pocas semanas una nueva canción de ellos nos volara la cabeza. A mi viejo le gustaba “Michelle”, por esas palabras en francés que él podía entender. A mí, “Madera noruega”, que no entendía en absoluto pero era tan linda y tenía sitar. Tardé bastante en llegar a Revolver: varios años en que se fue iluminando de a poco lo que los Beatles habían logrado hacer.
Mi perra, a raíz de un agujero en la cerca que la separaba del perro vecino, tuvo seis cachorritos. En una foto aparezco con cuatro de ellos en brazos. Los vi nacer, no me olvido más, metido en la cucha con la madre y su cría. Dos de los cachorritos murieron pronto, y la madre no mucho después. Una hembra se convirtió en la Negrita, mi nueva y duradera perra hasta 1980.
Philip K. Dick publicó The Crack in Space, Now Wait for Last Year y The Unteleported Man; pero yo no tenía idea. Leía los libros de la Colección Nebulae, los que vinieran, y casi no sabía inglés. Por su lado, Cortázar sacó Todos los fuegos el fuego, que al año siguiente me prestaría mi profesora de castellano.
Estaban haciendo Viaje a las estrellas, la serie original, pero todavía no la daban en la Argentina. En tanto, había naves espaciales que orbitaban la Luna, sin televisión en directo. Lo que sí veía en la pantalla en blanco y negro era El capitán Piluso, cada tarde. Me divertía mucho.
Empezaron a fabricar el Torino, que no se podía creer cuando pasaba por la calle. Y también se fabricó el Chevrolet 400 blanco que mi padre compraría unos años después, y con el que iba a aprender a manejar.
Etcétera, etcétera, etcétera.
Y todo esto fue hace tan poco tiempo.
Ah, qué cosa los links…
- Ariel Delgado en Wikipedia
- Colección Nebulae: artículo, lista de títulos
- El link a Viaje a las estrellas: no entiendo cómo ni por qué, pero aun estando en Geocities, funciona
- El Torino en Wikipedia
Pasaron otros diez años, pero es más que ese transcurso. No entiendo bien por qué, pero ahora no me parece que 1966 fue hace poco tiempo. Todo lo contrario. Me parece que pasaron siglos.
No encuentro la foto con los cuatro cachorritos, aunque sé que existía. Acá estoy con dos:
Es interesante que el link de Star Trek que funciona todavía en Geocities está en un directorio que se llama “Area 51”, buscando por Google (site:http://www.geocities.com/Area51/), veo que varios sitios que están alojados en ese directorio también funcionan… ¿quién habrá sido el empleado de Yahoo que decidió conservar ese directorio? Un fanático de la ciencia ficción, tal vez…
Es cierto, Daniel. Y tan sorprendente… ¿Será posible que alguien de Yahoo haya preservado esto sin que la empresa lo sepa? ¿O que haya obtenido permiso, a pesar de la decisión de borrar todo?
“Duradera perra”… genial entre toda la genialidad de este artículo. 🙂
¡Gracias!
Yo entraba en primer grado de una “day school” de barrio , y saludaba todas las tardes a la bandera celeste y blanco “Flag of my country, flag of the free..” .
Mamé el surrealimso desde muy pibe…
qué lindos recuerdos! gracias por compartirlos.