[31/7/2002]
Patricia McGill, uruguaya residente en España, encontró mi página con propuestas de cosas exóticas para hacer estando solo. Y aportó lo siguiente, que reproduzco con su permiso:
Bueno, se dejaron el clásico de las baldosas: saltar de baldosa a baldosa del mismo color (si se da el supuesto de que las baldosas de una calle sean de dos colores diferentes, y si se da la condición física mínima imprescindible).
Después está el de ir paseando por la calle, mirando las matrículas de los coches. Uno debe escoger un número de antemano (p.ej., el siete). Si se encuentra con una matrícula en la que haya más de dos sietes, tiene que formular un deseo, y ese deseo se cumplirá si logra formular una palabra que contenga las letras que contiene la matrícula. (Debe darse el supuesto de que las matrículas sean algo como acá -España-, cuatro números y tres letras, o como son las antiguas, letra de la ciudad, cuatro números y dos letras).