Mes: septiembre 2002

Jiménez

[19/9/2002]

Cuando uno escribe mi apellido en Word, el insigne producto de Microsoft se toma el trabajo de corregirlo. Así, cada vez que pongo Gimenez, el Weird dice “no, señores, jamás”, y lo reemplaza automáticamente por Jiménez. Gracias, Bill Gates. Gracias, Melinda Gates. Muchas gracias, Phoebe Adelle Gates, aunque sé que recién nacida aún no has tenido tiempo de influir en mi vida.

Me acaba de llegar por email la gacetilla del Premio Julio Cortázar de la Cámara Argentina del Libro. La hicieron en Word…

[19/9/2012]

Lo del premio está acá en MW+X. El link a la Mágica Web, como todos los de esa época, lleva a los posts del mes entero.

Desde el tren (IV)

[19/9/2002]

:-)

[19/9/2002]

🙂 turns 20 (CNN). “It was 20 years ago today that Scott Fahlman taught the ‘Net how to smile.”

[19/9/2012]

Por supuesto, hoy la noticia es que 🙂 cumple 30.

🙂

Desde el tren (III)

[18/9/2002]

Gazpacho

[17/9/2002]

La gente sudaba. El sol caía sobre la plaza apenas contenido por las palmeras y una nube solitaria que escapaba antes que se le hiciera tarde. En las camisas azules se formaban manchas húmedas, gotas de agua salada caían por frentes y barbillas. Con los brazos en alto, la multitud cubría césped, caminos, aceras, calles, sin dejar un hueco, hasta donde los edificios impedían ver. Las voces gritaban al ritmo de los tambores:

¡Gaz-pa-cho!
¡Gaz-pa-cho!
Hubo un movimiento allá arriba, en el palco. Se abrió la cortina roja. La Casa de Gobierno relucía con pintura nueva, tan brillante que era difícil mantener la vista fija en esa dirección. Pero nadie quiso perderse el momento en que el Líder atravesó la cortina entreabierta, avanzó hasta el borde mismo del palco y levantó los brazos como convocando al cielo para que se acercara al pueblo.
Los gritos crecieron, se aceleraron:

¡Gaz-pa-cho!
¡Gaz-pa-cho!
El Líder dio un par de golpecitos en el micrófono. Su dedo índice, amplificado en los parlantes, logró reducir las voces a murmullos. Los chistidos recorrieron la plaza. Cuando el silencio fue suficiente, el Líder exclamó:

—¡Cortar el tomate!
La gente estalló en aplausos y vítores. Los tambores redoblaron. La nube solitaria terminó de ocultarse tras la torre de la catedral. El Líder sonrió con tanta amplitud que sus dientes blancos opacaron las paredes del edificio. Hizo gestos de apaciguamiento.
—¡Trozar los pimientos! —prosiguió—. ¡Picar la cebolla! —Hizo una pausa de efecto, con el timing de un actor experto. —¡Desmenuzar el pepinillo!
Otra ovación, más extensa, más calurosa. El Líder aspiró hondo, tanto que parecía agigantarse a la vista de sus seguidores. Alzó el brazo derecho e hizo un gesto giratorio con la mano.
—¡Echar los ingredientes en un cuenco grande! —gritó—. ¡Mezclar con la batidora! ¡Hacer un puré suave! —Y todo casi sin respirar, con la potencia que sólo alcanzan los privilegiados.
El suelo tembló con el estruendo de los tambores y las cajas de resonancia de cien mil pechos gritando al unísono. Pero el Líder volvió a lograr silencio con apenas un movimiento de los dedos.
—¡Poner la sopa en el refrigerador! —dijo, usando un tono de voz más medido, preparando el final.
La plaza entera se aquietó. Este era el momento culminante. El propio sol esperó en lo alto. Los pocos pájaros que no habían huido también miraban hacia el palco. El Líder, ahora sí, arrancó su voz de lo más profundo de la tierra:
—¡Y servir bien frío!
Todo estalló. Minutos enteros de ovación, parches castigados, césped arrancado por los pies que bailaban. El Líder reconoció el afecto de su pueblo con suaves inclinaciones de la cabeza, a derecha y a izquierda. Finalmente, a la menor indicación de que el furor disminuía, volvió a levantar los brazos y logró, por última vez en el día, un silencio profundo.
—Mañana —dijo, y volvió a mostrar los dientes más blancos que la nieve—, ¡mañana paté de pescado!
La multitud rugió de satisfacción, mientras el Líder desaparecía al otro lado de la cortina roja. Vítores y cánticos se sucedieron durante un largo rato. Pero sin el Líder para dirigirlo todo, el sol siguió su curso, la nube reapareció al otro lado de la torre, y los pájaros decidieron volar sin rumbo fijo.
No mucho después se inició la desconcentración. Algunos, los más inquietos, ya le iban poniendo música a la consigna del día siguiente.

Desde el tren (II)

[17/9/2002]

Premio “Julio Cortázar” para Imaginaria

[16/9/2002]

En medio de todo esto, una buena noticia. La Cámara Argentina del Libro decidió otorgar a Imaginaria el Premio “Julio Cortázar” 2002, “como mejor medio alternativo especializado que apoya al libro, a los editores y a los autores”. Imaginaria es una revista en la Web, sobre literatura infantil y juvenil, que hacemos Roberto Sotelo y yo desde junio de 1999.

En los otros rubros, los premiados de este año son “los suplementos Radar y Radar Libros, como mejor medio gráfico especializado que difunde la lectura y la actividad editorial; Grafonauta, programa televisivo sobre medios gráficos, conducido por Pablo Barton, por promocionar los hábitos de lectura, y el ciclo radial El Disfrute, conducido por Carlos Ulanovsky, como mejor programa radial por su labor periodística en apoyo del libro y la cultura.”

Desde el tren

[16/9/2002]

[16/9/2012]

Capturas de video. El video es de 1991, cuando hice en tren los trayectos Madrid-Córdoba, Córdoba-Sevilla, Sevilla-Granada y Granada-Barcelona. En la Mágica Web hay unas cuantas capturas más de esos viajes, que irán saliendo acá en los próximos días.

Guantes

[15/9/2002]

Soñé que hacía cola en un negocio que vendía guantes. Delante de mí había una mujer que compraba de todo: guantes negros, guantes anaranjados, guantes que traían colgando algo parecido a un cargador de baterías. Era como esas señoras que llevan un poco de cada cosa de la verdulería. Se juntaba una pila enorme de guantes, todos para ella. Yo sólo quería un par, no sé de qué clase, pero estaba obligado a esperar.

Caras en la multitud

[13/9/2002]

[13/9/2012]

No sé por qué no lo dije entonces: estas imágenes son capturas de video (bastante retocadas) de una procesión religiosa en Sevilla, 1991. Sigue pendiente digitalizar esos viejos videos que tengo en cintas de 8 mm, dependientes de la vieja cámara Sony que ni sé si anda…